¿Complot contra la gobernabilidad?
El día de ayer el diario El Comercio publicó un artículo en su columna editorial bajo este título, en tácito apoyo al ministro de Salud Carlos Vallejo, al manifestar que las iniciativas parlamentarias para interpelar ministros se están volviendo recurrentes, lo que para ellos crea suspicacia.
A tono con el comentario editorial del decano de la prensa nacional, el Presidente del Consejo de Ministros, Jorge del Castillo, se quejaba ayer que la oposición quiere desestabilizar al gobierno, tratando de censurar a dos ministros.
Bajo el argumento de asegurar la gobernabilidad, hace unos meses atrás, el APRA desarrolló todas sus estrategias políticas para que Luís Gonzáles Posada pudiera hacerse de la presidencia del Congreso, con votos de los parlamentarios fujimoristas y parte de los upepistas. Para el partido de gobierno asegurar la gobernabilidad es asegurar la mayoría en el Congreso, aunque para ello se tenga que recurrir a componendas varias de las cuales las hemos criticado anteriormente.
Que el gobierno quisiera una oposición aletargada es entendible, pero que El Comercio diga que el ejercicio parlamentario de la interpelación y la probable censura de un ministro es un complot contra la gobernabilidad, sobre todo teniendo en cuenta los gruesos errores que se han observado en los ministerios de Salud y del Interior, podría ser un indicativo que el decano de la prensa se está volviendo palaciego.
Para El Comercio hay menos elementos de juicio para interpelar al ministro Vallejo, que al ministro del Interior Alva Castro, resaltando la figura del titular de Salud como opuesto al clientelismo político del partido de la estrella y que “se ha desempeñado de una manera correcta y eficaz”.
No sabemos a que ministro se refiere El Comercio, pero que los funcionarios que Vallejo ha nombrado no puedan efectuar una compra de ambulancias, abortando la compra cuando se encontró visos de corrupción en la adquisición, no es precisamente un indicativo de eficacia. Que el Sistema Integral de Salud compre con sobreprecios la bolsa de víveres para los damnificados del terremoto de Pisco, donde el defenestrado jefe del SIS, Julio Espinoza, diga que el ministro tenía conocimiento de la compra (mostrando el documento respectivo), donde dicha institución no tenía nada que hacer con esa adquisición a todas luces corrupta, tampoco se puede decir que sea eficacia.
Y si hablamos de clientelismo político, preguntamos ¿de que partido era el jefe del SIS, Julio Espinoza?... Nada menos que aprista. Si hasta el mismo secretario Nacional del PAP, Mauricio Múlder, tuvo que deslindar del ahora llamado ladrón por el ministro Vallejo, diciendo que ellos no apañarían a Espinoza, por más que sea miembro del partido. Asimismo, el actual jefe del SIS, Esteban Chiotti, según confesión propia ante la Comisión de Fiscalización del Congreso, también es militante aprista. Entonces en que quedamos del no clientelismo político del ministro Vallejo que alega el Comercio.
No queremos decir que los apristas estén vedados para asumir cargos en el gobierno aprista, simplemente hacemos un análisis del editorial antes señalado.
Es necesario precisar que tampoco estamos diciendo que el ministro Vallejo sea un corrupto, que él sea el que ha robado,…¡No!. Pero que tiene una gran responsabilidad política, la tiene. En una empresa privada cuando un ejecutivo, por muy honesto que sea, tiene una mala gestión es cambiado, igual debiera ser en el gobierno. Total el estado es la empresa de todos los peruanos.
Bajo el argumento del Comercio, y del propio del Castillo quien se pregunta ¿Qué culpa tiene el ministro que haya funcionarios en su sector que roben?... Oiga premier, pero si son funcionarios nombrados por el ministro, quien además hace un mea culpa por haberlos nombrado. Estamos bajo el mismo argumento del extraditado ex presidente Alberto Fujimori, quien dice que no sabía lo que hacía su asesor Vladimiro Montesinos, a quien él nombró, y ya sabemos donde están ellos ahora.
Ahora, si analizamos los problemas que arrastra el Ministerio de Salud, como los infectados con VIH, los problemas de hospitales denunciados por la prensa como las precarias instalaciones del Hospital Carrión (goteras en los pasadizos, insuficiencia de equipos, falta de mantenimiento, etc); aparte de los problemas de corrupción antes indicados, tampoco avalan mucho la gestión del ministro, por mas que haya reaccionado a tiempo para sancionar funcionarios o para abortar compras como las de las ambulancias. Tenemos un ministro reactivo, no proactivo.
Tal vez sería mejor un refrescamiento de las carteras del Interior y de Salud, para que tanto el Ejecutivo, como el decano de la prensa nacional no digan que se está atentando contra la gobernabilidad.
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