Pena de muerte: ¿Maquiavélica estrategia para disolver el congreso?
Decíamos en nuestro último artículo de opinión sobre el controvertido tema de la pena de muerte, que se estaba poniendo nuevamente de manifiesto el carácter autoritario y avasallante que caracterizó a García en su primer gobierno.
Como se recordará, con su voluntarismo y pensamiento “mesiánico e iluminado”, un impetuoso García pretendía arreglarlo todo a punta de balconazos, creía solucionar los problemas a base de decretos, y cuando su frustración por no conseguir la inversión de los grandes empresarios nacionales terminó con la nacionalización de la banca.
Ahora el presidente insiste con el tema de la pena de muerte. Ya el congreso le dijo no a su iniciativa de instaurar la pena de muerte para casos de terrorismo agravado. Entonces arremete con el tema de la pena de muerte para los violadores de niños menores de siete años que deriven en muerte de los menores, y para lograrlo plantea la figura del referéndum.
DISCIPLINA COMPAÑEROS. Aurelio Pastor, Javier Velásquez y Mauricio Mulder apuntalarán el referéndum desde el Congreso, bajo libreto estructurado desde Palacio de Gobierno.
Los congresistas apristas manifiestan su apoyo al presidente y dicen que él no está sólo en esta lucha. Un disciplinado secretario general, Mauricio Múlder expresa el apoyo incondicional a la propuesta presidencial. La presidenta del Congreso, Mercedes Cabanillas manifiesta que el presidente tiene todo el derecho a planter el referéndum y que sea el pueblo el que decida sobre el establecimiento de la pena capital.
Entonces uno se pregunta, es que se volvió “terco” y “caprichoso” como dice Lourdes Flores, o es que García no asimila derrotas y en su empecinamiento busca utilizar a las masas generando una peligrosa polarización de la población, en busca de réditos políticos. Aquí habría que decirle al presidente, como lo expresa Javier Valle Riestra "La misión del líder no es embrutecer a la población. (García) se refiere a la casta política y con ello hace una escisión. Tiene una posición de subestimación del Congreso. Debería dar por cancelado el tema, que no sea una gesta y que tenga un gesto".
Ya el titular del Poder Judicial ha expresado: "Si queremos ganar aplausos del pueblo, habría que decir "sí" a la pena de muerte, pero mi opinión como hombre de leyes, como magistrado es en contra de la pena de muerte. No se ha demostrado su carácter disuasivo y también existe la posibilidad de error judicial que sería irreparable",
De igual forma el presidente del Tribunal Constitucional; César Landa, se pronunció en contra del referéndum, ante lo cual los parlamentarios apristas se sulfatan y dicen que el Landa ha adelantado opinión, como si ya fuera una realidad el desaguisado y estuviera ya en los fueros del TC para su estudio y emisión de sentencia.
Es que Alan García es tan terco en sus planteamientos que tratará de impulsar su proyecto contra viento y marea. Aquí hay que saber leer entre líneas. Es que acaso no se recuerda que en campaña electoral García hablaba de la figura de disolver el congreso si se ante un planteamiento del ejecutivo, en la que el premier hacía cuestión de estado; y, si el congreso no lo aprobaba, éste tenía que renunciar. Nombraba un nuevo gabinete ministerial, el cual volvía a insistir en el tema, y si el congreso tampoco aprobaba la cuestión planteada, el nuevo gabinete también renunciaba, con lo cual el presidente de acuerdo a la constitución podía disolver el congreso.
Claro que esta supuesta figura, Alan García la explicaba para el caso de las remuneraciones parlamentarias, tan sentidas por la población por lo exagerados emolumentos congresales, además del desprestigio que tenía este poder del estado por la actuación de algunos de los llamados despectivamente otorongos de la patria.
Es por eso que la “derrota” en el Congreso de la iniciativa presidencial para la pena de muerte para los terroristas, no sea mas que parte de un maquiavélico libreto de García para disolver el congreso, en la creencia que podría lograr una mayoría como la que logró Fujimori en su momento, cuando también disolvió este poder del estado pero mediante un autogolpe.
Si esta fuera la lógica aprista, cuidado, que le podría salir el tiro por la culata. En primer lugar, la situación actual, no es la que se vivía en 1992 jaqueados por el terrorismo y que apenas estábamos saliendo de la hiperinflación que nos dejó el primer gobierno de García. Tampoco tiene a la mayoría de los medios como cajas de resonancia que avalen sus prédicas contra el congreso y los “políticos que están de espaldas al pueblo”, aunque por allí tengan a un tonto útil en este tema, como Aldo Mariátegui de Correo, quien también aboga por la pena de muerte y referéndum.
Al igual que dice Mariátegui, que se someta a referéndum el TLC, ahora que la mayoría informada cree que es conveniente. Pero que conjuntamente, también se someta a consulta popular la Renta Básica Telefónica, los impuestos a las sobreganacias mineras, la libre desafiliación de las AFP, la eliminación de los Services. Total, todas fueron también promesas de campaña del entonces candidato Alan García. Haber si sigue con su descabellado tema de referéndum. Si vamos, vamos por todo, o por nada.
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