El papa Benedicto XVI y los desencuentros con el Islam

A propósito de fe, razón y sociedad.
Parece increíble que a estas alturas del siglo XXI, donde el desarrollo vertiginoso de las telecomunicaciones e informática nos permite estar informados de los sucesos mundiales casi al instante, donde el turismo espacial ya es una realidad, donde el ingenio humano crea constantemente nuevas tecnologías en los diferentes campos de las ciencias; aún millones de habitantes de este planeta vivan sometidos a los dogmas e imposiciones de religiones, que les imponen conductas que restringen muchas veces el desarrollo personal, y donde disentir puede significar severos castigos e inclusive la muerte.

Hablamos específicamente del fundamentalismo islámico, donde las mujeres en muchos países musulmanes prácticamente no tienen derechos, son vistos como seres inferiores, están prohibidas de trabajar y si tienen la mala suerte de no tener familiares hombres, un marido o hijos que las sustenten pueden morir de hambre, por la absurda imposición religiosa.

Alguna vez leí el caso de una jovencita árabe que tuvo que disfrazarse de hombre para conseguir un trabajo y así poder mantenerse ella y a su madre viuda, porque de otra forma estaban desfalleciendo por el hambre, ante la indiferencia de sus vecinos, preocupados en sus propios problemas de sobre vivencia

En estos días es noticia el viaje a la estación espacial internacional de una millonaria iraní, residente ahora en los Estados Unidos de Norteamérica, país donde hizo su fortuna, que le ha permitido realizar un sueño alcanzable ahora para muy pocos todavía. ¿Podría haberlo logrado si continuara viviendo en su país natal?... Imposible. Su aventura reivindica a la mujer musulmana, pero muchas seguramente ignorarán esto por el estado de sometimiento e ignorancia a la que están obligadas a vivir.

En estos días también el mundo católico se ha visto convulsionado por problemas de intolerancia religiosa, especialmente del fundamentalismo islámico, quienes no aceptan crítica alguna o comentario adverso al Corán, o al profeta Mahoma, sobre todo si esta proviene de una personalidad internacional.

El problema generado la semana pasada (12 de septiembre de 2006) por el discurso del papa Benedicto XVI en la universidad alemana de Ratisbona, titulado "Fe, razón y universidad.Recuerdos y reflexiones" ha desatado la ira de los musulmanes por citar al emperador bizantino del siglo XIV, Manuel II Paleólogo, quien dijo que todo lo que el profeta Mahoma había traído fue el mal. La cita polémica dentro de la disertación del papa traducido literalmente es "Muéstrame también aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba". (…)"Dios no goza de la sangre; no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios. La fe es fruto del alma, no del cuerpo. Quien por lo tanto quiere conducir a otro a la fe necesita la capacidad de hablar bien y de razonar correctamente, no de la violencia ni de la amenaza. Para convencer a un alma razonable no es necesario disponer ni del propio brazo, ni de instrumentos para golpear ni de ningún otro medio con el que se pueda amenazar a una persona de muerte."

El papa entonces, solo citaba lo dicho por el emperador bizantino para sustentar su tesis sobre la naturaleza de Dios, y no refleja necesariamente sus puntos de vista sobre el aprticular. La intolerancia religiosa musulmana tergiversa las palabras del papa y amenaza ahora la seguridad del sumo pontífice, además que puede desencadenar problemas en occidente, por parte de fanáticos radicales musulmanes, quienes podrían efectuar atentados en algunas ciudades europeas.

Por lo pronto ya hay dos victimas, una monja italiana y su guardaespaldas somalí, que fueron asesinados a tiros en Mogadiscio la capital de Somalia, presumiblemente en relación con las declaraciones del Papa.

Ante ese temor, líderes occidentales y miembros de la Iglesia han tratado de desactivar la crisis y el Papa Benedicto XVI ha tenido que atender a un creciente coro de pedidos de una disculpa inequívoca por sus dichos en los que se interpretó que retrataba al Islam como una fe violenta.

El papa Benedicto XVI ha hecho un llamado a "un respeto mutuo de las convicciones religiosas". El papa también ha dicho que rechaza todo tipo de violencia y que espera que la sangre derramada por la monja se convierta "en la semilla de la esperanza para un hermanamiento auténtico de los pueblos".

Tratando de aquietar los ánimos , tanto el presidente norteamericano George Bush como la Secretaria de estado Condoleezza Rice, han intervenido al respecto: Bush aseguró al primer ministro de Malasia, Abdullah Badawi, con quien se reunió en New York, que cree que la disculpa del Papa fue "sincera". En dicha reunión los dos mandatarios conversaron sobre "las raíces comunes del Islam, el cristianismo y el judaísmo"

Es necesario precisar que Malasia, que tiene una gran población musulmana, había exigido a Joseph Ratzinger, el papa, a que se retractara de las palabras pronunciadas durante su discurso en la universidad alemana de Ratisbona, sobre el profeta Mahoma y el Islam.

El domingo, durante el rezo del Angelus en su residencia vacacional de Castel Gandolfo, el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica lamentó personalmente el malentendido creado por sus declaraciones y con ello la indignación desatada en el mundo islámico. No obstante, no retiró ninguna de sus palabras y tampoco pidió disculpas.

Por su parte la secretaria de estado norteamericana ha dicho a la cadena norteamericana ABC."Espero que todas las religiones estén dispuestas a dar un paso atrás y ver a nuestra humanidad en su conjunto", confiando a que se calmen los ánimos en la controversia por las declaraciones del papa Benedicto XVI sobre el Islam y la violencia.

Según Rice, el Papa ha lamentado sus declaraciones y que Benedicto XVI es conocido por su amor a la humanidad y su tolerancia. También manifestó que todo el mundo debería mostrar más comprensión mutua. "Todos debemos comprender que a veces algo se ve como una ofensa, aún cuando quizá no lo sintamos así".

Esperemos que los ánimos encrespados del pueblo musulmán se aquieten y no llamen a una jihad, o guerra santa contra objetivos o personalidades occidentales, porque la paz mundial, jaqueada ahora por el terrorismo internacional encabezado por Al Qaeda, podría causar mayor dolor y sufrimiento que el que hasta ahora el mundo ha visto. .