En la literatura universal, Robert L. Stevenson escribe su famosa novela “El extraño caso del Dr. Jeckill y Mr Hyde” aparecida en 1886, donde construye un relato que trata sobre la dualidad de ese complejo universo personal que es la mente humana, que ha sido tradicionalmente leída como una alegoría moral. Esa dualidad del hombre, donde pugnan el bien y el mal.

En la obra, el Dr. Jeckill (el bueno) prepara con diferentes compuestos químicos, una pócima que luego de beberla desencadena que se bifurque su personalidad, emergiendo Mr. Hyde (el malo), que comete tropelía y media. El Dr. Jeckill no puede controlar a su otro yo, Mr. Hyde, produciéndose una constante pugna entre ambas personalidades, donde ambas tratan de prevalecer.

En nuestra política criolla también observamos ese conflicto de personalidades en el mismo ciudadano. Vemos ese desdoblamiento en el jefe de estado. Por un lado tenemos a un concertador “Dr. Jeckill” García, correcto, educado, que nunca pierde la compostura, religioso que besa el anillo al cardenal. Por otro lado, ganado por su verborrea galopante, el inconsciente freudiano emerge raudo para decir lo que realmente piensa y hace, tornándose en “Mr. Hyde” García. La nación conoce el grado máximo de esta otra personalidad, traducida en la famosa patadita al trasero de un humilde y sencillo personaje de apellido Lora, que osó ponérsele por delante, en un mitin robándole las añoradas cámaras de TV.

"Dr. Jeckill" García y su otro yo "Mr. Hyde" García en actitudes opuestas frente al ex presidente Toledo.

Ahora nuevamente en el gobierno, se observan las continuas apariciones de una y otra personalidad:
Así tenemos, que cuando el gobierno tuvo que admitir el fracaso de la ratificación del TLC Perú-EEUU en el presente año, cuando era incierta la prórroga de la ATPDEA y cuando algunos críticos argumentaban que el gobierno no había hecho lo suficiente para la tan esperada ratificación; el “Dr. Jeckill” García no tuvo reparos en invitar al ex presidente Toledo a Palacio de gobierno comprometiendo su apoyo para lograr la ratificación del TLC. En esa oportunidad “Dr. Jeckill” García dijo que nuestra política era de gran nivel.

Ahora después de prorrogado el ATPDEA por el presidente Bush, que otorga un respiro a nuestros exportadores por medio año mas, (mientras se ratifica el TLC en el congreso estadounidense), emerge “Mr Hyde” García arremetiendo con todo contra el desventurado ex presidente. Olvidando sus concertadoras palabras, abrazos incluidos, ahora dice de su antecesor “ Sus gastos fueron un crimen”, asegurando que en la gestión de Toledo, se gastó sólo en palacio de gobierno 340 millones de soles. Claro que “Mr. Hyde” García se cuida de manifestar que no hubo robo, pero sí una actuación casi delictual.

Lo que sería interesante investigar es si ese síndrome de doble personalidad, es exclusivo del actual mandatario, o es un problema de genética política aprista. Baste recordar la tan mentada escopeta de dos cañones aprista.... ¿Los políticos apristas llevan el gen del otro yo en sus entrañas?....¿Dicen una cosa y terminan haciendo otra diferente?.... No creemos que así sea. Pero el caso del presidente es un asunto crítico, algo superlativo, no comparable ni repetible en el espacio y tiempo histórico.

Estamos advertidos, el otro yo del “Dr Jeckill” García siempre aparecerá fortuitamente, gratuitamente, desbocadamente, para contradecir los dichos o la conducta de éste, para convertirse en “Mr. Hyde” García.

Preguntamos, cuándo entenderán nuestros políticos, que tirar barro contra el adversario político, finalmente salpica a todos, pues producen un desencanto de la población en sus políticos y éstos están mas proclives a escuchar mensajes de advenedizos que patean el tablero político, para empujarnos hacia aventuras impredecibles, como el que vivimos en las pasadas elecciones presidenciales, donde casi gana un outsider con una prédica violentista.

Por otra parte el barro a veces regresa como un boomerang a quien la produce. No hay que olvidar esa ley de la física que dice que toda acción genera una reacción. Como quien dice no se debe tirar piedras al cielo cuando se tiene la casa con techo de vidrio.

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