El ex presidente Alejandro Toledo lanzó un dardo a la yugular de Alan García, al acusarlo directamente de estar tras la denuncia de la supuesta violación de Diana Arévalo Sagástegui (22). Según Toledo, un ministro le comunicó que en el Consejo de Ministros, antes del anuncio del congresista Gustavo Espinoza, el presidente García había comentado al gabinete que habría una noticia “bomba”.

Esta grave imputación al presidente Alan García, a quien Toledo acusa de estar tras la persecución política en su contra, que aunado a los desaciertos, por no decir visos notorios de corrupción del gobierno, podría terminar “incendiando la pradera”, por el terco afán del partido de gobierno de evitar a toda costa la censura del ministro del Interior, Luis Alva Castro. La acusación a Toledo se semeja mucho a las maniobras fujimontesisnistas imperantes en el gobierno del extraditado Alberto Fujimori..

Se dice que no hay enemigo chico, y que toda acción trae consigo una reacción. Ya anteriormente habíamos comentado esa costumbre cainita de nuestra política criolla de enlodar al enemigo político, con la finalidad de sepultarlo ante el electorado, para minimizarlo en las siguientes pugnas electorales.

Tal cual hizo Fujimori con Alan García, de perseguirlo políticamente, éste aplica la misma estrategia contra el ex mandatario, y varias veces hemos comentado la fijación de García, que no desaprovecha oportunidad para lanzar sus pullas contra el líder de la chacana. La diferencia es que el de Fujimori era un gobierno autoritario y dictatorial, y ya sabemos como acabó, pero el actual se supone que es un régimen democrático.

Actualmente es tan notoria la animadversión, que el procurador nombrado por el Ejecutivo, Gino Ríos, ha encausado a Toledo en casos nimios a pesar que la Fiscalía, había desestimado acusar al ex presidente por la inconsistencia y lo deleznable de los casos. Pero la inquina política podía más, y Ríos enviaba los expedientes rechazados al Congreso, para que este poder del estado haga suyo los mismos y los envíe nuevamente a la Fiscalía. De esta forma la Fiscalía tendría que acusar de todas maneras, a pesar que ya se había pronunciado por la improcedencia de los casos.

Si eso no es persecución política, se le parece bastante. La estrategia es mantener ocupado a Toledo encausado y defendiéndose de las acusaciones, con lo cual mellan su imagen ante el electorado y el APRA se gana alguito para el futuro.

En el caso de la supuesta violación ya los medios de comunicación han señalado que el controvertido congresista Espinoza visitó al congresista aprista Velásquez Quesquén, que es el operador del partido de gobierno en el Congreso para evitar la censura del ministro del Interior.
Velásquez Quesquén, es pues el titiritero que mueve los hilos del irresponsable congresista Gustavo Gutierrez, y según lo denunciado por Toledo, Alan García sería el titiritero mayor.

En un pasado post dijimos que sin haber pasado las pruebas del medico legista, no haber señalado el nombre del supuesto agresor (menciona solamente a un tal Toledo) y no haber oficializado una denuncia, la señorita Arévalo podía decir lo quisiera, mas si está “incentivada” económicamente.

No ponemos las manos al fuego por Alejandro Toledo, ni mucho menos, pero estamos vacunados contra los psicosociales. Recordemos la propaganda montesinista que para bajar a Toledo, lo caricaturizaba como a un cholo eléctrico que tenía sus encerronas con chicas de la vida alegre. Eso pertenece en todo caso a la vida privada de la persona, y después del resultado electoral donde “el cholo” resultó victorioso, evidencia que al pueblo peruano, no mella en sus preferencias, ataques de esa índole. Al contrario, en nuestra sociedad machista, las supuestas proezas sexuales de Toledo, tuvieron la aceptación cómplice de las masas, por no decir que el electorado ya no creyó en las cortinas de humo, ni en la basura que diariamente la mafia lanzaba contra sus opositores políticos.

Es pertinente recordar la vil acusación contra otro ex presidente-Valentín Paniagua- que con testigo y todo, en el programa de Nicolás Lúcar, en canal cuatro manejado por los Crousillat, (operadores mediáticos comprados por Vladimiro Montesinos), se le acusó de cosas turbias, que después se descubrió que eran falsas.

En el caso actual, resulta que la señorita Arévalo dice ahora que no hubo violación, pero si que Toledo quiso propasarse con ella. El problema para su credibilidad es que las investigaciones de la prensa dan cuenta que la susodicha trabajaba en una casa de citas de “chicas A1”, y si como dice Espinoza en su denuncia era una reunión de sexo drogas y alcohol, ¿de que violación hablamos?

A pesar del detritus lanzado contra Toledo, el tiro le ha salido por la culata al gobierno. Alan no dice esta boca es mía sobre la acusación de su antecesor en la casa de Pizarro. Solo se limita a lanzar indirectas al decir ayer en Hualcará (Cañete), que la austeridad es una de las características de su administración, frente al despilfarro y la frivolidad del pasado, en evidente alusión al régimen toledista.

Bueno, la guerra está declarada entre apristas y peruposibilistas. ¿Seguirá el gobierno en su obcecado intento de salvar el cuello de Alva Castro, para lo cual seguirán lanzando cortinas de humo?. Bueno, para los suspicaces, que les parece la supuesta infidelidad del congresista nacionalista Rafael Vásquez, que tuvo una prolongada difusión en un programa político anoche. Hay que recordar que los nacionalistas son los principales impulsores de la censura contra Alva Castro. Por lo tanto es de esperar mas basura en los próximos días.

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