¿Que hacer en las prisiones de máxima seguridad?

El principal problema del sistema penitenciario nacional, es la corrupción de los funcionarios y empleados del INPE encargados de velar por la administración, control y seguridad de los penales asignados a su mando. Casos clamorosos que la ciudadanía se ha informado últimamente por los medios masivos de comunicación determinan esta incontratable verdad, donde los máximos directivos de dos penales han sido acusados de coludirse con los delincuentes a quienes debían custodiar, incluso uno de ellos (Piedras Gordas) fue filmado recibiendo coimas de peligrosos delincuentes, problemática que trae como consecuencia que flaquee uno de los pilares el sistema nacional de seguridad ciudadana, como es el de la justicia.

Por investigaciones policiales se ha determinado que los principales secuestros que sufren ciudadanos de nuestra ciudad capital han sido dirigidos desde el interior de los penales, a través de teléfonos celulares, y si no se toma una solución drástica el problema de la delincuencia organizada se irá acrecentando con el consecuente temor de la sociedad civil y la sensación de inseguridad e ineficiencia del estado para solucionar este problema.

¿Qué hacer con las prisiones?

Un alto dirigente del partido de gobierno dijo en su oportunidad que la solución era la privatización de las prisiones. Recientemente el presidente del consejo de Ministros ha dicho que se acabaron las privatizaciones, no en alusión a este tema específico, sino a la política general del gobierno; lo que supone que los planteamientos de privatización carcelarias pasan a mejor vida.

Aunque sólo sea como ejercicio hipotético de trabajo, analicemos brevemente la propuesta de privatización de las prisiones: El tema no es nuevo, desde hace 100 años Estados Unidos comenzó la privatización de algunas cárceles y los resultados no se pueden decir que sean alentadores y en la últimas décadas varios estados de la unión americana han privatizado muchas prisiones, especialmente en el estado de Texas. Los políticos veían a los presos como un lastre para el estado, por lo cual privatizaron las prisiones para que los presos paguen por sus crímenes trabajando.

La situación de los presos con las primeras privatizaciones hace cien años eran desastrosas . Los prisioneros vivían hacinados, eran golpeados frecuentemente y se alquilaba su fuerza de trabajo en condiciones de esclavitud. Modernamente, la situación no ha mejorado mucho y de acuerdo a estudios se ha determinado que la violencia en las cárceles privadas norteamericanas es mayor que en las cárceles públicas, que en realidad el ahorro para el estado no es tal y que sólo es un gran negocio para las empresas privadas, que como todo negocio trata de obtener utilidades como sea, en detrimento del estado y la sociedad muchas veces. La construcción de cárceles donde por ahorrar costos, se suprimieron torreones de vigilancia, se ahorre en la calidad de las comidas, los pagos por los trabajos realizados eran abusivamente ínfimos y otras “perlas” han determinado que se hayan roto los contratos de privatización en algunos casos de la historia penitenciaria americana..

. En el caso peruano: ¿Sería la privatización carcelaria la solución al problema?... ¿Cuánto cuestan las carceles?...¿Cuánto cuesta el mantenimiento de un preso?. Estas y otras interrogantes deben ser analizadas y contestadas primero. Creemos que la privatización no es la solución. Para empezar la realidad penitenciaria peruana, es caótica, donde el hacinamiento por falta de espacio físico en las prisiones por la incapacidad del estado para construir mas cárceles en el pasado, ha generado el actual estado de cosas. Además que garantizaría que los empleados contratados por las empresas a cargo de gestionar la administración de las prisiones, no caigan en los mismos pecados que los actuales empleados del INPE, por bajos salarios. Recuérdese que el fin supremo de una empresa privada es la obtención de utilidades y ya vemos como abusivamente algunas empresas llamadas “Services” pagan salarios bajos a sus trabajadores.

Dejemos de lado las privatizaciones carcelarias, porqué al parecer esa no es la mira del gobierno. El día de hoy hemos escuchado a la Ministra de Justicia anunciar que se va a declarar en emergencia al INPE y que se van a construir dos nuevas prisiones, todo esto concuerda con lo que pedimos ayer en nuestro artículo “¿Qué pasa en las cárceles del Perú?”, por lo cual modestamente nos felicitamos.

Ahora queremos hacer otro planteamiento, el cual es utilizar la tecnología para prevenir la corrupción de las autoridades encargadas de la dirección de penales de máxima seguridad. Para el caso de Piedras Gordas se propone instalar un sistema de transmisión de video – audio y datos vía micro-ondas, de tal forma que algunas de las cámaras de seguridad instaladas en puntos estratégicos del penal permita el control y monitoreo de circuito cerrado de TV en tiempo real a larga distancia vía micro-ondas por la jefatura nacional del INPE, o del ministerio de justicia o a quien determine las autoridades de gobierno (tal vez la central policial 105), con la finalidad que los funcionarios y empleados del penal no entren en contubernios con los peligrosos delincuentes a quienes deben cuidar. Se sabe que por sofisticado que sea el equipamiento instalado en los penales (bloqueadores de celulares, cámaras de seguridad, etc.) son desconectados para que se puedan perpetrar las acciones delictivas de los reclusos. Pero en este caso de un enlace remoto se conocería por un ente externo al penal que exprofesamente se ha desconectado una cámara y se podría tomar las acciones correctivas.


Se podría utilizar cámaras sin movimiento que sólo proporcionan video (cámaras fijas) y mediante el enlace de micro-ondas transmitir las señales de video y datos. Dependiendo de donde estará la sede de control se puede instalar estaciones repetidoras de micro-ondas si fuera necesario. También si desea se podrían utilizar cámaras robotizadas que además de proporcionar video tienen movimiento controlado por un operador.

Para ser una cárcel de máxima seguridad los reclusos no deben estar “socializando” como se ha observado en el video antes mencionado de Piedras Gordas, porqué potencian sus habilidades criminales y se asocian para dirigir desde el interior del penal nuevos ilícitos penales. Deben estar confinados en solitario, sin interacción entre ellos y monitoreados por cámaras internas de seguridad, estas si manejadas desde el mismo penal por los empleados encargados de las mismas.

La comunicación de los reos con sus abogados, familiares y amigos debe efectuarse a través de locutorios con un sistema de auriculares y micrófonos y vidrio de seguridad de por medio, para impedir el contacto físico. De esta forma se evitará la introducción de celulares, drogas, armas, etc. al interior del penal.

A pesar que en Piedras Gordas desde el 2005 está supuestamente funcionado locutorios de máxima seguridad, en la práctica en alguna requisa efectuada se ha encontrado todo tipo de dispositivos introducidos desde el exterior….¿Cómo ingresaron?.... Muchos seguramente por corrupción de los propios empleados del INPE y otros por familiares que tendrían contacto físico con los reclusos. Por tal motivo esa zona de locutorios deberá ser uno de los puntos estratégicos que deberá estar monitoreada remotamente por una cámara de seguridad entre otros puntos, para cohibir a los empleados encargados de la custodia de transgredir las normas estipuladas sobre el particular.

Finalmente, se debe efectuar un profunda evaluación del personal penitenciario que incluyan pruebas psicológicas y de moralidad, capacitación, investigación de signos exteriores de riqueza, etc., separando o reubicando aquellos que ya tienen las deformaciones del sistema.

Sobre todo se debe tener especial cuidado en la selección de los nuevos empleados penitenciarios que el INPE contratará, por ejemplo que no pertenezcan a familias con delincuentes en su entorno, y una vez entrenados evitar que caigan en las deformaciones y corrupción de malos empleados penitenciarios actuales, a quienes hay que identificar y separarlos de la institución.

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