LA INSTITUCIÓN DE LA COIMA EN EL PERÚ

La importancia del fomento de valores.
Menudo problema el de los Andrade y Somos Perú, con la bomba que les ha estallado en su entorno mas cercano, como es el familiar y que seguramente redundará en un pobre desempeño de los equipos del corazón en las próximas elecciones municipales y regionales. Un video vale mas que mil palabras y queda grabada en la memoria colectiva de la gente, sino téngase en cuenta los famosos vladivideos que significaron la caída del régimen fujimorista. Por eso será difícil que despeguen las candidaturas de Somos Perú y no sería de extrañar que el aspirante al sillón municipal de Lima, el bueno de Gino Costa, desista de participar para no “quemarse” políticamente. En fin las encuestas determinarán a que grado de sacrificio quieren llegar, o si tienen vocación de suicidas.

No queremos explayarnos en el tema de uno de los hermanos Andrade grabado con cámara oculta recibiendo una coima para acelerar la expedición de una licencia del municipio de Miraflores, donde su hermano es el alcalde, de eso se ocupan los medios periodísticos. Pero si es propicia la oportunidad para tratar uno de los males endémicos de nuestra sociedad, como es la corrupción, que tiene un impacto directo en la sociedad peruana, en su calidad de vida y que genera desconfianza de la población en las instituciones y sus autoridades

Si bien, la corrupción no es un mal exclusivo del Perú, ya que es un cáncer que afecta a la mayoría de países latinoamericanos, (según Transparencia Internacional, con puntajes entre 2.2 a 3.8 sobre una escala de 10, los países del área andina siguen registrando niveles altos de corrupción), si debemos hacer los máximos esfuerzos para luchar contra ella. Según cálculos de Transparencia Internacional las pérdidas provenientes de los sobornos en contrataciones estatales alcanzan los 400.000 millones de dólares anuales en todo el planeta; es un fenómeno mundial, aunque países ricos como Finlandia, Nueva Zelanda, Dinamarca, Islandia, Singapur, Suecia y Suiza, tiene niveles de percepción muy baja de corrupción (mayor de 9), siendo Haití el más corrupto

No todo es bueno en un gobierno, ni malo tampoco, así tenemos que el de Fujimori se recordará porqué controló la inflación, luchó eficazmente contra el terrorismo ( a pesar de problemas contra los derechos humanos) y logró la paz con el Ecuador, pero fue un gobierno donde la corrupción llegó a niveles inimaginables. Nunca antes en el país se tenía la sensación que todo se compra y todo se vende. Por intermedio de su socio Vladimiro Montesinos, compró al poder judicial y a la fiscalía de la nación para torcer la mano de la justicia, al sistema electoral para entronizarse en el poder, a la prensa para desinformar a la población y a la mayoría de instituciones del país para sus fines perversos. Los famosos vladivideos son un testimonio descarnado del grado de decadencia moral y corrupción que los peruanos nunca más debemos tolerar.

Como herencia nefasta de esas prácticas de gobierno, ha quedado como secuela en el país una cultura de la corrupción, donde las “coimisiones” son vistas con naturalidad, y donde ser honesto es visto muchas veces como sinónimo de ser tonto. Alguna vez alguien me dijo que un máximo ejecutivo de una empresa pública le había manifestado “ está bien ser honesto, pero no coj…..” para justificar alguna “coimisión”. Cuantas veces también hemos escuchado la frase “ roba pero hace obras” , o mas recientemente aún, en las pasadas elecciones presidenciales, en las tandas comerciales de algún canal de TV promocionando la cobertura de dicho proceso , en el cual un modesto hombre decía “que roben, pero que roben poquito”. Esto es indicativo de la aceptación de las capas populares en la cultura de la corrupción, donde al que roba le dicen “que es mosca” o que miren con admiración a alguien “ que ha sabido forrarse con tal o cual cargo” y que por el contrario justifiquen el no nombramiento de otro porque “era demasiado sano” o “ demasiado zanahoria” para describir a alguien honesto.

Por eso en anterior artículo resaltamos el fomento de la cultura del deber expresado por el presidente García en su discurso de asunción del mando, es importante que se fomente la cultura de valores, empezando con los niños enseñándoles que sus derechos acaban donde empiezan los derechos de los demás y donde es importante el rol de padres y maestros en la formación de nuevas generaciones con valores altruistas; de responsabilidad, de trabajo, de respeto y de amor por su país. Asimismo es preciso tomar conciencia del problema de la corrupción para que el nuevo gobierno implemente con urgencia un programa anticorrupción en el que participen todos los sectores del país, liderados por un zar anticorrupción, que debe ser nombrado a propuesta de las instituciones civiles organizadas y entre personalidades independientes de prestigio y de gran solvencia moral.