Tal como lo predijo El Brujo Político, el presidente García nombró como primer presidente del Consejo de Ministros de su segundo gobierno a un líder del propio partido aprista, el Dr. Jorge del Castillo, que es una personalidad que reúne las características mencionadas en nuestro artículo “Perfil del Presidente del Consejo de Ministros”. (publicado el pasado 10 de Julio). Decíamos entonces “consideramos que es mejor que el Presidente del Consejo de Ministros sea una personalidad del partido aprista que tenga una imagen de ser honesto y tener prestigio en el ámbito político y empresarial, que tenga poder de convocatoria para permitir que lleguen al gobierno profesionales y técnicos de alto nivel independientemente de su color político, y que sea concertador para coordinar con todas las fuerzas políticas y especialmente con la propia célula parlamentaria aprista” entre otras características deseables. Aunque el electo presidente recién anunció al primer ministro un día antes de la juramentación, por declaraciones de algunos de los ahora nuevos ministros fue el Dr. Del Castillo quien los convocó oportunamente para la reunión con el presidente García donde recibieron la invitación formal para integrar el nuevo gabinete.

Ahora bien, sobre el gabinete ministerial, García ha obviado a algunas personalidades de su partido, para integrar al gabinete a personalidades independientes y de otros partidos, incluyendo a tecnócratas que han trabajado en el régimen toledista, en especial en la cartera de economía y finanzas, lo que significa que se cuidará los logros macroeconómicos del pasado gobierno y que muestra el pragmatismo y maduración del presidente García, desterrando el antiguo SEASAP.

Lo que nos preocupa es el nombramiento del Ing. Rafael Rey en el Ministerio de la Producción, no porqué sea un conspicuo representante de la derecha peruana (el APRA es un partido de centro-izquierda), o que dudemos de su honestidad, idoneidad profesional, o capacidad de trabajo; muy por el contrario, sabemos que es un hombre inteligente, honesto y trabajador, y según propias declaraciones ha solicitado lo asesoren los salientes ministros de la producción y de comercio exterior, por lo que creemos que continuará la senda exitosa de estos. El problema, según lo ve el brujo político, es que Rey siempre dice lo que piensa, exterioriza exacerbadamente sus antipatías personales, y en política a veces eso no es lo mas aconsejable. Recuérdese que a largo de su carrera política el flamante ministro de la producción ha tenido problemas de ese tipo, y el último por sólo citar uno se dio en la última campaña presidencial, cuando atacó al postulante al congreso sr. Marco Parra, y si bien es cierto que en algo debe haber influido sus declaraciones para la no elección de este, creemos que esta pugna interna que saltó hacia la prensa, en algo contribuyó al fracaso electoral de la alianza Unidad Nacional a la cuál Rey pertenecía.

Por su propio bien y del país, Rey debe aprender a controlar sus emociones, a callar cuando su silencio sea necesario, y también a saber aceptar cuando un asunto sensible sea tratado en el gabinete y por mayoría este acuerde algo en contra de lo que él propugna, en todo caso si en el futuro algo va en contra de sus principios, debería renunciar guardando los secretos de gobierno. Cuando el gabinete deba tratar sobre las necesarias políticas de población y control de la natalidad y temas como la aplicación del anticonceptivo oral de emergencia (píldora del día siguiente), por citar un ejemplo, que rechaza el Opus Dei -al que pertenece Rey- el ministro de la producción puede exponer al interior del gabinete todas sus observaciones, pero una vez aprobado debe guardar las interioridades de la discusión.

Un ejemplo de lo antes expuesto, lo encontramos en un confuso caso en el pasado régimen, cuando el presidente Toledo quiso imponer a su aliado político Fernando Olivera como canciller de la república y el entonces presidente del consejo de ministros Carlos Ferrero, que no estaba de acuerdo, renunció pero guardó para sí los entretelones e intimidades de la pugna política para no generar mayor inestabilidad política a la ya existente. De igual forma creemos debería actuar el ministro Rafael Rey, si se produjera algo que lo obligue a renunciar, aunqué por el bien del país esperamos que ello no suceda y que los relevos naturales deban producirse en su tiempo, siguiendo los cánones de la decencia política y democrática que el país espera.

Por lo demás confiamos que el presidente del consejo de ministros y todo el equipo ministerial tengan la autonomía y libertad de trabajo para desarrollar las políticas que el Perú necesita en aras de la estabilidad económica, política, social y jurídica que permitan la generación de trabajo, mejorar la seguridad ciudadana, que haya un real impulso para una mejor salud y educación y en fin, tantas otras cosas que permitan un desarrollo nacional mas uniforme y sostenible, que permita reducir la pobreza y generar confianza de la población en sus gobernantes.

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