El duelo Toledo - García: jugando para los outsiders en el 2011
La historia de siempre entre nuestros políticos. El que gobierna trata de llegar a buen puerto en su gestión gubernamental y los otros tratan de zarandearlo con zancadillas, salvo honrosas excepciones.
Anteriormente hemos comentado la forma como el APRA en la oposición con Alan García a la cabeza torpedeaban el gobierno de Alejandro Toledo, generando ruido político, con la cantaleta de la vacancia presidencial, contribuyendo de esta forma a la pobre percepción popular de la gestión del líder de la chalana. Recuérdese la famosa marcha organizada por la CGTP, azuzando a la población en contra del gobierno del “Cholo”, que pasó sin pena ni gloria, y que se recuerda por el famoso exabrupto de “la patadita “ del actual inquilino de la casa de Pizarro.
Así las cosas no es de extrañar que ahora en la oposición, el Cholo Toledo le devuelva la misma moneda a García. Ya se está haciendo costumbre que Toledo llegue por pocos días de su periplo por el exterior y le de su “chiquita” al actual gobierno.
Reaccionan los apristas y como dice Toledo, le sueltan los perros. Salen ministros a defender al régimen y tratan de devolver el golpe al ex mandatario. Por lo bajo se activan o reactivan acusaciones en el Congreso para tener jaqueado al enemigo que osa abrir la boca.
También criticamos la fijación de Alan García durante su primer año de gobierno, que trataba de minimizar la obra de su antecesor, arreciando con sus criticas y a la vez tratando de enlodar a Toledo con acusaciones elaboradas por su procurador ad hoc nombrado para tal fin, Gino Rios.
En esta oportunidad, Toledo aprovecha la coyuntura para llevar agua para su molino, con la derogatoria de la llamada “Ley de la Selva” amenazando con liderar una marcha contra el gobierno, algo así como lo que hizo en la marcha de los 4 suyos. El contexto es ahora diferente, y si Toledo hiciera algo semejante sólo lo seguirían algunos miembros de su partido. Era diferente cuando se luchaba contra la dictadura fujimontesinista. Una marcha ahora pasaría sin pena ni gloria, pero si se contribuiría a generar ruido político, como en el pasado, que nada bien le hace al país.
Por lo expresado no estamos de acuerdo con ambas posiciones, y esperamos que tanto Toledo ahora, como García cuando deje el poder, se comporten como estadistas, que lo que deben hacer es orientar al país en base a la experiencia adquirida en el desempeño de su alto cargo, con críticas constructivas, y no con poses electoreras. Desterremos el canibalismo político.
No queremos decir que la oposición se mantenga callada, sino que deben saber modular sus criticas, teniendo como norte los sagrados intereses de la nación. Por otra parte, la gente del gobierno, debe saber aquilatar las críticas, y no hacer gala de una intolerancia y arrogancia, que genera la baja de la popularidad presidencial.
Nuestros políticos parecen no haber aprendido que sus acciones alimentan posiciones radicales, que como en las pasadas elecciones, donde en una segunda vuelta la mayoría de peruanos tuvimos que optar por el mal menor. Pero no siempre podemos tener la misma opción, y por el contrario en el futuro, un electorado hastiado de sus políticos, podrían patear el tablero del sistema, que nos llevaría directo y sin escalas hacia al abismo. Sino habría que mirarse en el espejo boliviano.
Anteriormente hemos comentado la forma como el APRA en la oposición con Alan García a la cabeza torpedeaban el gobierno de Alejandro Toledo, generando ruido político, con la cantaleta de la vacancia presidencial, contribuyendo de esta forma a la pobre percepción popular de la gestión del líder de la chalana. Recuérdese la famosa marcha organizada por la CGTP, azuzando a la población en contra del gobierno del “Cholo”, que pasó sin pena ni gloria, y que se recuerda por el famoso exabrupto de “la patadita “ del actual inquilino de la casa de Pizarro.
Así las cosas no es de extrañar que ahora en la oposición, el Cholo Toledo le devuelva la misma moneda a García. Ya se está haciendo costumbre que Toledo llegue por pocos días de su periplo por el exterior y le de su “chiquita” al actual gobierno.
Reaccionan los apristas y como dice Toledo, le sueltan los perros. Salen ministros a defender al régimen y tratan de devolver el golpe al ex mandatario. Por lo bajo se activan o reactivan acusaciones en el Congreso para tener jaqueado al enemigo que osa abrir la boca.
También criticamos la fijación de Alan García durante su primer año de gobierno, que trataba de minimizar la obra de su antecesor, arreciando con sus criticas y a la vez tratando de enlodar a Toledo con acusaciones elaboradas por su procurador ad hoc nombrado para tal fin, Gino Rios.
En esta oportunidad, Toledo aprovecha la coyuntura para llevar agua para su molino, con la derogatoria de la llamada “Ley de la Selva” amenazando con liderar una marcha contra el gobierno, algo así como lo que hizo en la marcha de los 4 suyos. El contexto es ahora diferente, y si Toledo hiciera algo semejante sólo lo seguirían algunos miembros de su partido. Era diferente cuando se luchaba contra la dictadura fujimontesinista. Una marcha ahora pasaría sin pena ni gloria, pero si se contribuiría a generar ruido político, como en el pasado, que nada bien le hace al país.
Por lo expresado no estamos de acuerdo con ambas posiciones, y esperamos que tanto Toledo ahora, como García cuando deje el poder, se comporten como estadistas, que lo que deben hacer es orientar al país en base a la experiencia adquirida en el desempeño de su alto cargo, con críticas constructivas, y no con poses electoreras. Desterremos el canibalismo político.
No queremos decir que la oposición se mantenga callada, sino que deben saber modular sus criticas, teniendo como norte los sagrados intereses de la nación. Por otra parte, la gente del gobierno, debe saber aquilatar las críticas, y no hacer gala de una intolerancia y arrogancia, que genera la baja de la popularidad presidencial.
Nuestros políticos parecen no haber aprendido que sus acciones alimentan posiciones radicales, que como en las pasadas elecciones, donde en una segunda vuelta la mayoría de peruanos tuvimos que optar por el mal menor. Pero no siempre podemos tener la misma opción, y por el contrario en el futuro, un electorado hastiado de sus políticos, podrían patear el tablero del sistema, que nos llevaría directo y sin escalas hacia al abismo. Sino habría que mirarse en el espejo boliviano.
Etiquetas: opinión, Perú, Política
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