El Perú perdió la guerra con Chile de 1879 y perdió también su patrimonio bibliográfico y parte de su memoria histórica. La soldadesca chilena saqueó todo lo que pudo, todo bien material y de valor que pudieron transportar a Chile como botín de guerra, fue llevado al país del sur, entre ellos los libros de nuestra Biblioteca Nacional.

En esos aciagos días, tristes y de dolor para los peruanos, muchos objetos ornamentales y artísticos fueron llevados a Chile como “trofeos de guerra”. Así por ejemplo, se perdieron estatuas de leones que adornaban la ciudad, un monumento a Colón, entre otros monumentos que engalanaban nuestra ciudad capital; el famoso gran reloj creado por el ilustre ingeniero y héroe peruano, Teniente Pedro Luis Gallo, que adornaba la Plaza de la Exposición de Lima; instrumental de laboratorio de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, piezas culturales de los museos, el archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores, entre otras bienes públicos. Ni que decir de bienes patrimoniales privados, en las pillerías de las tropas chilenas realizadas durante el saqueo casa por casa en las zonas residenciales de Lima.

Ante la inminencia de la entrada en Lima, la población trató de salvar algunas de las cosas que podrían despertar la codicia de los invasores. Por ejemplo, las hermosas columnas de madera que sustentan los pasadizos del Hospital Dos de Mayo, que habían sido traídas por barco desde Centroamérica, fueron recubiertas con yeso, salvándose de esta forma de formar parte ahora de alguna edificación chilena.

Con relación a los libros que ahora han retornado a la Biblioteca Nacional, la gestión ha sido el corolario de una silenciosa gestión realizada durante dos años, según informó el ministro de Relaciones Exteriores chileno, Alejandro Foxley, corroborado por su similar peruano García Belaúnde, que significó una exhaustiva revisión a las colecciones existentes en la Biblioteca Nacional y en la Biblioteca Santiago Severín, de Valparaíso.

Parte de los 3.788 libros en su correspondiente embalaje.

Al igual que los restos del soldado chileno, caído en la infausta guerra del Pacífico, y que fuera entregado secretamente por el gobierno peruano a Chile, la gestión silenciosa de entrega de los libros encuentra voces discrepantes en cada caso por poses chauvinistas o de falsos nacionalismos en nuestros respectivos países.

Creemos que ambos casos, la entrega de los restos del soldado chileno, como la devolución de los libros saqueados durante la guerra, son gestos de amistad que buscan restañar heridas, superar recelos del pasado y avanzar hacia un futuro de paz y convivencia civilizada.

Es destacable las gestiones reservadas llevadas a cabo entre los gobierno de Perú y Chile para haber arribado a los acuerdos que ha permitido las entregas antes citadas. Hacerlo público hubiera significado voces críticas entre los “halcones” de ambos países que hubieran creado un atmósfera negativa enrareciendo el clima político en los dos países.

Sustentando lo expresado extractamos lo que dice un denominado Corporación de Defensa de la Soberanía una agrupación que dice defender el patrimonio territorial de Chile, que acusa de “entreguistas” a los gobiernos chilenos que habían declarado la decisión de retornar los libros al Perú. Estos fulanos minimizan el hecho de los saqueos, tratando de justificar desde su punto de vista lo que califican de Mitos del folklore histórico peruano sobre “trofeos de guerra” supuestamente traídos a Chile desde Lima durante la guerra del Pacífico.

Respecto la devolución de los libros, decían lo siguiente, mucho antes de la entrega “la gestión iniciada durante el Ministerio de Sergio Bitar en la cartera de Educación (durante el Gobierno de Ricardo Lagos), político que tiene familiares y muchos vínculos personales con el Perú. Como todo proyecto entreguista, éste está siendo realizado a espaldas de la opinión pública, por lo que no sabemos cómo se resolverá el problema de determinar cuáles libros peruanos entraron directamente desde la Biblioteca de Lima o desde la donación de colecciones realizadas por intelectuales como Toribio Medina, Benjamín Vicuña Mackenna, Diego Barros Arana y otros, aunque debiesen existir registros de ingreso que acrediten la vía por la que cada ejemplar fue incorporado al fondo de libros de la Biblioteca Nacional.

Tampoco parece sana la gran expectativa que se está generando en Perú con relación a esta eventual devolución, que bien podría verse frustrada al recibir de vuelta una cantidad cuantitativamente menor de libros que la esperada, una vez concretado el proyecto, lo que convertiría el gesto en un acto que acentuara la división y el resquemor en lugar de devolver la gratitud y la confianza entre ambos pueblos”.

Si así criticaban a Sergio Bitar, que habrán dicho de las opiniones que vertiera la presidenta Bachelet, cuando expresara en cierta ocasión que de pequeña había vivido en el Perú y que su madre le decía de cariño ”vales un Perú”.

Chile ha devuelto al Perú 3.788 libros y textos antiguos, varios de ellos incunables que datan del siglo XVI, que fueron trasladados a Santiago desde la Biblioteca Nacional de Lima durante la Guerra del Pacífico

El ex director de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP) Sinesio López destacó que con los 3 mil 788 libros que devolvió Chile al Perú, tras la Guerra del Pacífico (1880) en Lima, se recupera "una identidad, una memoria histórica, que había sido cercenada". Mencionó que al momento de la invasión chilena había alrededor de 56 mil libros en la Biblioteca Nacional y que cuando el ejército chileno se fue, solo quedaron 700. Ricardo Palma, quien fuera nombrado director y restaurador de la BNP en 1883, consiguió que se recuperaran 8 mil volúmenes que estaban en el mercado peruano y alrededor de 6 mil más que devolvió Chile.

Si bien como dice el propio López, no existe un catálogo de lo que tenía antes de la invasión chilena, por lo que saber cuántos libros se habrían perdido o estarían todavía en posesión de Chile sería muy difícil, es destacable la devolución efectuada por el gobierno chileno.Hay que tener en cuenta también que un incendio ocurrido en la Biblioteca Nacional en 1943 se quemó gran parte de los depósitos bibliográficos y podrían haberse destruido también los libros que felizmente ahora han retornado al Perú.

Si bien el material bibliográfico no es todo el que Chile saqueó del Perú, concordamos con lo expresado el director de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP), Hugo Neira, quien dijo que la devolución de libros que hizo Chile es un gesto "sin precedentes” en la región y añadió que cree que “no hay un sólo libro más en lugares públicos del Estado” en Chile.

El resto de los libros deben estar en colecciones privadas chilenas, que sería necesario determinar y evaluar la forma de lograr su recuperación.

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