Mininter: A perro sarnoso todo son pulgas
El problema del Ministerio del Interior proviene básicamente de la cabeza, en la figura de un incompetente ministro como Luís Alva Castro.
Cuando en una institución no hay una figura que sepa que es lo que tiene que hacer, que inspire respeto, que establezca políticas que busquen un norte definido y predecible, esa institución está destinada al fracaso.
Es lamentable decirlo, pero la obcecación del gobierno de mantener a una persona que ha dado signos más que evidentes de que el puesto le queda bastante grande, continuará la secuela de problemas en un sector tan importante como el Ministerio del Interior, que tiene que desarrollar políticas para preservar la seguridad ciudadana y la paz social, efectuar una lucha eficaz contra la delincuencia, el crimen organizado y el narcotráfico.
En los últimos meses el país ha visto ajustes de cuentas a ciudadanos mexicanos y colombianos, con ajusticiamientos en lugares públicos y concurridos, que denotan que las mafias internacionales de narcotráfico han extendido sus tentáculos y operan impunemente en nuestro país.
Esta semana, un olvidado puesto policial en Acobamba en Apurimac, ha sido atacado por narcoterroristas con el saldo de un policía muerto, tres heridos y la destrucción de la comisaría. Según narran los familiares del policía asesinado, éste ya había sido amenazado y había alertado de la inminencia de un ataque. Sin embargo, el comando policial, y los jerarcas del Ministerio del Interior nada hicieron para prevenir este luctuoso suceso.
Poco o nada se hace en la tarea de prevención. El estado sólo actúa luego de los acontecimientos. En esos lugares operan remanentes senderistas, que han devenido en protectores y sicarios de los narcotraficantes, porque prácticamente hay ausencia del estado.
El presidente García se jacta que el estado tiene dinero y reniega porque la capacidad de gasto es lenta en los organismos del estado que dependen del ejecutivo, así como en los gobiernos locales y regionales. Preguntamos porqué no se ejecuta un plan definitivo para terminar con esas lacras que de tanto en tanto golpean al estado. Debería destinarse recursos para establecer bases policiales que son las que constitucionalmente tiene la misión de lucha contra el narcotráfico, pero con los recursos humanos, de equipamiento y logísticos suficientes y no como la precaria comisaría cuyos integrantes prácticamente fueron condenados al sacrificio.
También debería establecerse bases militares, que puedan servir de apoyo en casos extremos. Claro que hay una experiencia de la guerra contra Sendero Luminosos, en los años crudos de la lucha contra ese grupo terrorista y hubo algunos excesos, pero ahora con un nuevo enfoque, las FFAA podrían coadyuvar en el control de las zonas ahora virtualmente liberadas, por el casi libre accionar de los narcoterroristas.
No hemos llegado aún al extremo que existe en México, donde los capos del narcotráfico tienen una cuota de poder que corrompe los cuerpos policiales y niveles importantes de gobierno, el cual que se ve asfixiado para luchar contra esa lacra social. Tampoco estamos como nuestros vecinos colombianos con zonas liberas donde gobiernan las FARC, ni tenemos el caso de las fabelas de las grandes ciudades brasileñas, donde la policía no puede ingresar para luchar contra los narcotraficantes. Pero si continuamos con la inacción, podríamos devenir en casos como los antes descritos.
Es importante por lo tanto, que el Ministerio del Interior tenga un titular que sepa afrontar esos retos. Es justo y necesario
TAGS:Alan García, ministro del Interior Perú, actualidad, política, Luis Alva Castro
Etiquetas: opinión, Perú, Política
Vínculo
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home