Educación: Poniéndole el cascabel al gato

El problema de la educación en el Perú, aparte de una partida presupuestal baja para el sector educación, lo constituye la politización de un sector del magisterio nacional en manos de la del denominado Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú (SUTEP), cuya dirigencia de filiación política ligada a Patria Roja arrastra al profesorado a lo largo de sus 35 años de existencia a huelgas y protestas con desmanes públicos que dejan mucho que desear de “educadores” que lejos de fomentar las cualidades cívicas de los futuros ciudadanos del Perú y predicar con el ejemplo, hacen todo lo contrario comportándose como vulgares lúmpens.

Los derechos de uno terminan donde empiezan los derechos de los demás. Esa premisa básica de convivencia civilizada en toda sociedad no es entendida por quienes tienen la misión de formar a nuestros niños bajo los cánones de la decencia, los valores morales y éticos, el amor a la patria, entre otras consideraciones.

La huelga nacional del Sutep ingresó a su sexto día, y se siente más en provincias. (Foto: Revista Rebelión)

Como pueden inculcar el amor a la patria profesores que sabotean al país. No de otra forma se puede calificar a quienes bloquean pistas, como lo han hecho algunos profesores en el Cusco, saboteando el logro conquistado por Machu Picchu como una de las siete nuevas maravillas del mundo moderno. Que impresión se llevan esos turistas extranjeros que tiene que pasar malos ratos por culpa de algunos sujetos (disculpen que no podamos llamarlos educadores) que torpedean la actividad turística del país, atentando además contra sus coterráneos que se ven perjudicados económicamente por las revueltas.

Como pueden enseñar valores morales, si “profesores” de Apurimac apedrean a la policía y una de esas rocas le cayó en la cabeza a una menor de trece años matándola. En el Cusco, todo indica que por el bloqueo de la carretera un autobús chocó contra un puente, volcándose lamentablemente a un abismo donde murieron varias personas lugareñas, entre ellas dos turistas. Como se puede llamar maestros a estos sujetos que obnubilados por sus iras en sus protestas no respetan el derecho a la vida.

Debemos resaltar el apostolado y la dedicación de los que si podemos llamar MAESTROS, a aquellos que aún en condiciones adversas, preparan sus clases, se capacitan y cumplen esa loable y noble y sacrificada misión que es la de educar, enseñar y transmitir conocimiento a nuestros niños y jóvenes , preparándolos para enfrentar la vida con valores.

Recuerdo con cariño a un maestro en la primaria que fomentaba una sana competencia entre nosotros y de esa manera nos inculcó desde esa temprana edad la competitividad, lo que después de pasados los años redundó en que la mayoría termináramos profesionales. Este querido maestro establecía puntajes según las notas entre los alumnos de cuatro filas de carpetas bipersonales que tenía el salón, estableciendo un puntaje promedio por fila, y a la fila ganadora (la que tenía el mayor promedio ponderado) le asignaba un banderín (gallardete) la semana que había ganado. Nosotros nos esforzábamos por ganar el gallardete que la mayoría de las veces iba pasando de carpeta en carpeta de nuestra fila y que cada uno lo lucía orgulloso cuando llegaba a su respectiva carpeta.

La competitividad no es lo que quieren estos maestros del SUTEP, cuya lucha no es por mejoras salariales sino por la Ley de Carrera Pública Magisterial recientemente aprobada en primera votación de la Comisión Permanente del Congreso de la República. Esta establece la evaluación de los maestros determinando que aquellos que son desaprobados, el estado les da ciclos de capacitación, permitiéndoles desaprobar hasta dos veces y que recién a la tercera tendrían que dejar el magisterio. A pesar que la ley es bastante permisiva, los del Sutep se oponen, pero los educandos no tiene porqué sufrir a estos “profesores” mediocres.

Argumentan una mala entendida estabilidad laboral. Preguntamos a cualquier padre de familia si es que no rinde o es incompetente en su centro laboral, ¿la patronal respetaría su estabilidad laboral?.

Preguntamos a estos mismos maestros en huelga, si un alumno reprueba por tercera vez en un curso, acaso tendrían que aprobarlo?

Nadie niega el derecho que tienen los maestros de agruparse en su sindicato, ni el derecho a protestar si creen que sus derechos han sido vulnerados, pero estas reivindicaciones deben efectuarse dentro del marco de la ley y respetando el derecho de los demás. Por ejemplo tienen el poder judicial si quieren presentar una acción de amparo o al Tribunal Constitucional si consideran que la ley es inconstitucional. Finalmente si paralizan sus labores deben observar la normatividad existente, no obstaculizando las vías publicas, no atentar contra la propiedad pública ni privada.

La huelga magisterial está tomando el pulso agresivamente al gobierno. En este balance de fuerzas ¿Podrá finalmente el gobierno ponerle el cascabel al gato sutepista?. Por el bien de la educación en el país, esperamos que así sea.

Vínculo