Congreso: Midiendo con diferente vara
Contribuyendo a un mayor deterioro de la imagen del Congreso, la población observa indignada como por un congresista oficialista se frustró nuevamente la audiencia para analizar el caso de Tula Benites comprometida en la contratación de un empleado fantasma pagado por el Congreso.
En un ardid político para favorecer a su compañera de partido, el congresista aprista José Carrasco Tabarra pidió licencia para que no se reúna la subcomisión de Acusaciones Constitucionales del Congreso, evitando así que la parlamentaria tuviera la eventualidad de una acusación constitucional. De paso también se “benefició” el congresista fujimorista Ricardo Pando que tiene un problema similar de contratación de “empleado fantasma”.
El accionar del congresista Carrasco evidencia la diferente vara para medir las infracciones de sus colegas parlamentarios. Mucha celeridad en el caso de la suspendida congresista Elsa Canchaya, y maniobras dilatorias para salvarle el cuello a su compañera de partido y de un miembro de sus socios (bajo la mesa) del partido del extraditable Fujimori.
Si bien es cierto el caso Canchaya tuvo mayor repercusión mediática por ser un caso pionero e inédito en este Congreso, el asunto es similar al caso de otros congresistas como Menchola de Solidaridad Nacional, Pando del fujimorismoy el de Tula Benites. La congresista aprista Tula Benites contrató a Juan Carlos Cuadros como asesor fantasma y ella se quedó con la tarjeta bancaria en la que se deposita el sueldo y el bono de refrigerio
Como se recordará Menchola, que recomendó la contratación de su enamorada en el despacho de un parlametario amigo, pero que nunca laboró en el Congreso y el de la propia Canchaya que había contratado a su empleada doméstica como “asesora” de su despacho congresal para beneficiarse indebidamente con el diferencial del sueldo que le pagaba a la empleada del hogar, fueron casos que rápidamente fueron resueltos y ahora están suspendidos y probablemente sean finalmente desaforados del Parlamento Nacional, no se observa la misma celeridad y voluntad sancionadora en los caso de Tula Benites y de Ricardo Pando.
La movida política busca alargar la vista del caso hasta la próxima legislatura y de paso que los congresistas Benites y Pando puedan cobrar sin problemas sus suculentos sueldos con gratificación de fiestas patrias incluido.
Estas triquiñuelas son los que enervan a la población y degradan cada vez mas la imagen del Congreso ante la ciudadanía, por eso los sondeos de popularidad del desempeño de los congresistas está por las patas de los caballos, por los suelos.
Etiquetas: opinión
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