Tambores de guerra en el frente provinciano

De un tiempo a esta parte, al gobierno han comenzado a saltarle una serie de problemas, la mayoría de ellos generados por propios errores, por soberbia, ineficiencia o por atisbos de corrupción; mas que por los opositores políticos, que en honor a la verdad, han estado aletargados o se dejaron estar con las poses y anuncios efectistas del primer mandatario de la nación.

Para citar como atisbos de corrupción, tenemos los cuestionados contratos en la adquisición de patrulleros y ambulancias sobrevaloradas que finalmente fueron anuladas, los contratos de publicidad comprando contenidos que inflaban la gestión del ministro de vivienda. Así también las contrataciones en el sector educación para el mantenimiento y reparación de infraestructura de colegios, que han dejado en algunos casos a escolares con colegios sin techo, servicios higiénicos inexistentes, o mal olientes y sin agua, justo al inicio del año escolar; entre otras “perlas” que la población conoce por las denuncias de la prensa nacional.

Son gruesos errores también los nombramientos de personajes cuestionados, que la soberbia o la miopía política obnubilaron la percepción del ejecutivo, tales como el nombramiento de Pandolfi, ex premier fujimorista y operador de Montesinos, la de Carlos Arana en el proyecto agua para todos, o la del controvertido Benedicto Jiménez en el INPE.

Todos estos casos los comentamos oportunamente, y si bien el gobierno rectificó oportunamente, calificando los hechos como simples errores, los mismos han ido minando la gestión del gobierno, le han provocado algunos dolores de cabeza y remezones políticos, de los cuales todavía no se puede decir que el Ejecutivo se haya librado. Allí está pendiente para el 2 de mayo próximo, la interpelación del Presidente del Consejo de Ministros, que aunque como ya expresáramos anteriormente, no creemos que se llegará a la censura, sí le crea malestares al gobierno. Basta ver la queja del presidente García, quien manifiesta que viajará a Washington con un gabinete interpelado, lo que supone una zancadilla para su intento de tratar de convencer a los parlamentarios estadounidenses sobre la conveniencia de ratificar el tratado de libre comercio con el Perú.

Pero los problemas realmente preocupantes se vienen observando en el frente provinciano, donde al parecer se hubiera entrado a una fase de Toledización, por decir de alguna forma, los problemas recurrentes que sucedieron en el régimen del ex presidente Toledo en provincias. Como se recordará, durante la gestión de Toledo, prevaleció la mala costumbre de protestas provincianas con toma de carreteras que paralizaban regiones enteras, y arrinconaban al gobierno para establecer comisiones negociadoras; problemas análogos que si ahora no se toman las previsiones del caso empezaran a jaquear al actual gobierno.

Es por eso que anteriormente criticamos en articulo titulado “Generando problemas innecesarios”, la entrega del proyecto de irrigación Chinecas a un alcalde (que por otra parte es juez y parte) y que debería corresponderle a la región – departamento Ancash. Pero que la ojeriza política de palacio de gobierno hacia el titular de la región ancashina dio origen a un paro regional con la lamentable consecuencia de dos muertos y millones de perdidas por los cierres de los negocios y la imposibilidad de conectar a Lima con el norte del país por los bloqueos de la Panamericana Norte.

Esa decisión del presidente García fue acicate para que los ancashinos se cuelguen del justo reclamo del proyecto de irrigación arrancado a la región, para exigir otras reivindicaciones y las protestas que tal vez no hubieran prosperado si el Ejecutivo no otorgaba el catalizador Chinecas. Asimismo se ha generado la predica del presidente regional para motivar a su población ofreciendo tierra para todos los campesinos sin tierra, en una versión moderna del velasquismo con su reforma agraria. Aquí el gobierno central debe entregar el proyecto Chinecas a la región Ancash, pero poniendo todos los seguros y candados necesarios para que las tierras ganadas para la agricultura, sean adquiridas por la inversión privada, previniendo cualquier posible populismo del gobierno regional.

Otro foco de tensión regional es el paro de la región Huanuco derivado de la pésima negociación del ministro de Agricultura con los productores cocaleros.

Igualmente se suscitaron problemas entre Tacna y Moquegua por una pequeña población que ambos departamentos reclaman. Aquí habría que reflexionar sobre las dificultades que significará convencer a las poblaciones del interior del país de la necesidad de integrarse en grandes regiones. Es pertinente también recordar como los interese partidarios juegan a veces en contra de los grandes objetivos nacionales, si no recordemos al boicot que efectuó el APRA, ahora en el gobierno, en el plebiscito que sobre la regionalización se realizara en el gobierno de Toledo, con la consecuencia de que no se lograra establecer ninguna fusión regional, prevaleciendo el departamentalismo y los caciquismos locales hasta ahora.

El gobierno no debe olvidar que fueron mayoritariamente las protestas provincianas las que jaquearon gran parte del gobierno de Toledo. Tampoco debe olvidar que gran parte del interior del país apostó en la pasadas elecciones generales por una candidatura que habría llevado al país a un destino impredecible si esa propuesta hubiera ganado.

Por lo tanto, mucho depende de cómo el Ejecutivo trate los asuntos del interior del país, de que los peruanos no estemos en vilo en la siguiente pugna electoral presidencial, ante la posibilidad de que propuestas irresponsables pongan en riesgo todo lo que se ha ganado en el campo económico.

Es por eso que el gobierno debe poner las barbas en remojo y no seguir disparándose a los pies con problemas como los antes mencionados, ni generándose problemas innecesarios como los de Ancash, porque los mismos abonan a favor de aventureros políticos antisistema que prosperan gracias a esos errores.

Vínculo