El gobierno debe mejorar sus políticas hacia la selva
El principal organismo de derechos humanos en América Latina resolvió que el gobierno peruano debe actuar pronto para proteger a tribus aisladas del Amazonas de los leñadores furtivos que ingresan en forma ilegal en sus territorios.
Las tribus indígenas se ven forzadas a alejarse cada vez más en las profundidades de la selva.
Los líderes indígenas dicen que las tribus que viven en la selva profunda y se hallan aislados del mundo han muerto de enfermedades desconocidas contagiadas por los forasteros, y denuncian que nadie lo ha reportado.
El peligro inmediato para estas comunidades es tal que esta resolución de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se ha saltado todos los pasos habituales del proceso.
Lima tiene 15 días para presentar las medidas que protegerán a estas tribus amazónicas aisladas.
Sí no cumple, es pasible de sufrir sanciones económicas.
Caoba a altos precios
La comisión de derechos humanos sostiene que aunque Perú ha creado reservas para las comunidades que viven en aislamiento voluntario, no se han implementado sistemas que las protejan de los leñadores ilegales.
Estos ingresan a la selva para derribar los bosques ricos en caoba donde vive las tribus.
La comisión de derechos humanos sostiene que aunque Perú ha creado reservas para las comunidades que viven en aislamiento voluntario, no se han implementado sistemas que las protejan de los leñadores ilegales.
Estos ingresan a la selva para derribar los bosques ricos en caoba donde vive las tribus.
Los líderes indígenas reconocen que muchos de estos leñadores han muerto en enfrentamientos con los lugareños en los últimos años, pero temen que muchos más indígenas hayan perecido a causa de los trabajos forzados, la violencia o las enfermedades foráneas contra las que no tienen inmunidad.
Los enfrentamientos entre nativos y forasteros han causado varias muertes en ambas partes.
El avance continuo de la tala indiscriminada ha forzado a los grupos aislados -entre ellos los Mascho Piro y los Yora- a alejarse en las profundidades de la floresta, cada vez más cerca de la fronteras con Bolivia y Brasil.
El redituable e ilícito negocio de la tala exporta el grueso de su producción de maderas tropicales a Estados Unidos.
Y esto fuerza al gobierno peruano a darse por enterado de la situación.
Interés forzado
Un Congreso estadounidense controlado por mayoría demócrata ha dicho que no se firmarán tratados de libre comercio con Perú hasta que el país lleve a cabo algunas reformas, entre ellas la adopción e implementación de leyes contra la tala de árboles de caoba.
Un Congreso estadounidense controlado por mayoría demócrata ha dicho que no se firmarán tratados de libre comercio con Perú hasta que el país lleve a cabo algunas reformas, entre ellas la adopción e implementación de leyes contra la tala de árboles de caoba.
A principios de esta semana el presidente de Perú, Alan García, provocó la crítica y la furia de muchos ambientalistas cuando dijo que la cantidad de caoba que sale del país -legal o ilegalmente- es insignificante.
Para muchos trabajadores por los derechos humanos la declaración del presidente confirma la sospecha de que existe poca voluntad política de atajar el comercio ilegal, y de que el compromiso con las reservas indígenas no vale ni el papel en el que está escrito.
Vínculo
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