GENÓMICA: Un paso más para conocer la susceptibilidad genética al cáncer de mama
- Un consorcio de investigadores analiza cómo afectan algunos cambios genéticos.
- Han comprobado que una mutación de un gen reduce el riesgo de cáncer de mama.
- El hallazgo da el visto bueno a más estudios sobre esta relación.
Mucho se ha hablado del efecto del BRCA1 y del BRCA2 sobre el cáncer de mama. Se tratan de genes de alta penetrancia, es decir, que por sí mismos desencadenan esta enfermedad. Sin embargo, existen otros genes, los denominados de baja penetrancia que pueden genenerar una susceptibilidad o, por el contrario una protección frente al cáncer, cuando actúan combinados con otros. Es en estos últimos sobre los que un consorcio de investigadores, el Breast Cancer Association Consortium, lleva trabajando desde 2005.
Uno de los objetivos de estos investigadores es buscar la huella de pequeñas variaciones en esos genes sobre el cáncer de mama. Se trata de un acuerdo entre diferentes países y casi 20 grupos científicos para poner en común los datos de unos 50.000 casos de pacientes con este tipo de tumor y otros tantos de mujeres sanas."Este tipo de estudios se vienen haciendo desde hace años pero el tamaño de la muestra de pacientes es muy pequeño y cuando otro grupo de investigadores intenta replicar los resultados en otro trabajo, no lo consigue. Esto es así porque los genes analizados confieren un bajo efecto sobre el riesgo y por ello se necesitan poblaciones muy amplias para analizarlos", afirma a elmundo.es Javier Benítez, jefe del Grupo de Genética Humana del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), que ha participado en la investigación.
Un cambio genético protege frente al cáncer
La idea es, a través de la identificación de esos pequeños cambios genéticos, llegar a conseguir el mapa de la susceptibilidad al cáncer de mama. El trabajo, que publica 'Nature Genetics', es el segundo estudio que ha generado este consorcio. En el primero, que salió a la luz el pasado octubre, se evaluaron 15 genes pero se descartó, en todos, su posible relación con este tipo de tumores.
Aunque anteriores investigaciones habían sugerido que una variante en el CASP8, llamada D302H, estaba asociada con una probabilidad menor de desarrollar este tumor, los trabajos no eran lo suficientemente grandes como para sentar una evidencia científica sólida.
"Este estudio demuestra que variaciones comunes en los genes que confieren efectos modestos sobre el riesgo de cáncer de mama pueden identificarse cuando se reúnen datos suficientemente abundantes, en un gran esfuerzo de colaboración como es el BCAC. Por otra parte, una mejor comprensión de la biología de este tipo de tumores conlleva la identificación de cambios genéticos frecuentes como el del CASP8, y la base de estas asociaciones serán los estudios que en el futuro investiguen estos mecanismos", explica a elmundo.es la doctora Monserrat Garcia-Closas, del departamento de Epidemiología y Genética del Instituto Nacional del Cáncer (NCI) de EEUU y otra de las autoras de este trabajo.
Los resultados del CASP8 corresponden a datos de 33.000 mujeres, la mayoría de ellas con ascendentes europeos. Según Garcia-Closas, ahora los investigadores podrán valorar esta variación en otros grupos étnicos. No obstante, la primera estimación es que aproximadamente el 13% de la pobación presenta esta variante genética.Repercusión de la investigación
Para Garcia-Closas, el trabajo seguramente no tendrá implicaciones directas para las mujeres, "pero usando la misma herramienta, en el futuro, podemos ser capaces de identificar un mapa de variantes [genéticas] con pequeños aumentos del riesgo que colectivamente puede poner a una mujer en un peligro mucho mayor".
"Nuestro trabajo se divide en dos partes. La primera es la identificación de los genes relevantes, es decir, los que nos darán el perfil genético de susceptibilidad, y la segunda, analizar qué efecto, desde el punto de vista biológico y funcional, tienen esos cambios", apunta Javier Benítez.
El siguiente paso, según explica Levi Garraway, del Dana-Farber y del Broad Institute y otro de los autores del estudio, podría ser trabajar con los investigadores clínicos para explorar si el empleo de esta tecnología es factible en el marco clínico y si mejora la capacidad de los médicos para clasificar y tratar los tumores. Si se identifican las variaciones genéticas que confieren mayor riesgo de cáncer, también se podrán localizar a las mujeres que tienen más peligro de desarrollar esta enfermedad y por tanto establecer medidas preventivas específicas en ellas.Aunque, como señala Javier Benítez, no hay que olvidar que en el cáncer no sólo la genética cuenta sino que hay otros factores importantes, como la edad o los hábitos de vida, que influyen y que tendrán en cuenta en futuras investigaciones.
Fuente: El Mundo
Etiquetas: salud
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