Ha muerto un gran demócrata
Cuando todo el Perú estaba pendiente de la presentación que hacía el flamante Presidente del Consejo de Ministros Dr. Jorge del Castillo en el Congreso Nacional exponiendo las políticas que desarrollaría el gobierno del presidente García, todos quedamos conmovidos cuando se interrumpió la sesión al anunciarse la muerte del ex presidente Valentín Paniagua. Luego todos respiramos aliviados cuando se informó que se trataba de un error y que el ilustre demócrata estaba grave pero continuaba luchando por su vida.

Si bien se abrigaban esperanzas que la salud del ex presidente Valentín Paniagua se recuperaría, sabíamos que la situación era difícil y hoy día la muerte artera se ha llevado a este brillante y ejemplar político, que gobernó las riendas del Perú en momentos difíciles y decisivos para nuestra democracia.

Luego de la dimisión por fax de Alberto Fujimori, ilegalmente reelegido para un tercer mandato, nadie hubiera pensado que Valentín Paniagua representante de su partido de siempre Acción Popular, a la postre con una minúscula representación parlamentaria, fuera catapultado por las otras fuerzas políticas democráticas a la presidencia del Congreso y por ende a la Presidencia de la República del Perú.

Ese hecho pinta de cuerpo entero al líder innato, querido y respetado por todos, que luchó por recuperar la democracia en los momentos aciagos de dictadura, y que participó junto a otros lideres democráticos en la marcha de los cuatro suyos que fue el inicio del fin del gobierno de Fujimori.

Su actuación pública siempre fue transparente y democrática, hombre honesto y sincero que siempre decía las cosas por su nombre, que defendía sus ideas con energía y se entregaba a las causas justas con pasión y empeño.

En su diccionario no existía la palabra soberbia, por eso nunca hizo gala de ese pecado que muchas veces envanece a los hombres que consiguen el poder. Siempre fue una persona gentil, sencilla y austera.

Persona sencilla y amable, pero locuaz y certero cuando era preciso defender la democracia. La nación entera recordará la celebre defensa de su honor cuando desde un programa de TV se quiso enlodar su nombre vinculándolo con miembros de la mafia montesinista. El presidente Paniagua aclaró inmediatamente en forma enérgica y virilmente al periodista Nicolás Lucar, acusándolo de difundir miserablemente una infamia, quien después tuvo que admitir su error.

En el gobierno era una persona que decía justo lo preciso y necesario y que no hacia alardes del poder que tenía. Siempre hizo gala de una decencia política admirable y trató de efectuar una docencia política para desterrar prácticas comunes entre nuestros políticos donde como decía el aguijón político es la práctica cotidiana.

En el poder no necesitaba salir a los medios a despotricar de la corrupción imperante en el régimen precedente, a pesar que en el gobierno de Fujimori ésta había llegado a niveles inimaginables para entonces. Simplemente dejó que actuaran las instancias correspondientes y se dedicó a reconstruir la institucionalidad democrática y ha desarrollar un gobierno de transición transparente y democrático, para luego efectuar una transferencia del poder limpia y ordenada.

Ha muerto el presidente Paniagua, pero su legado perdurará por siempre en la memoria de su pueblo, al que sirvió con amor y patriotismo. Nos aunamos a lo expresado por la presidenta del congreso Mercedes Cabanillas, quien al referirse al extinto presidente dijo "Su conducta debe ser un ejemplo" y que Paniagua es el prototipo de político que "hay recordar, admirar y homenajear".

Ha muerto el presidente Paniagua. ¡Viva el presidente Paniagua! Ilumina desde las estrellas infinitas con tu luz de sabiduría a nuestros gobernantes para que se inspiren en tu ejemplo y gobiernen con transparencia, honestidad y ética.

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