El derrocado presidente de Honduras, Manuel Zelaya, trata de ingresar a su país pero el presidente interino Roberto Micheletti se opone a esta temeridad que podría desencadenar en impredecibles choques entre bandos de partidarios del depuesto presidente (ahijado político de Hugo Chávez), y el actual régimen.

La secretaria de Estado de los Estados Unidos; Hillary Clinton (izquierda), el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza (centro), y el presidente de Costa Rica y mediador en el conflicto, Óscar Arias (derecha), objetaron la misión del presidente derrocado en momentos de extrema tensión en la calles.

El representante de la Organización de los Estados Americanos fue el primero en aclarar que el ingreso a pie de Zelaya a Honduras no cuenta con la autorización de la OEA. “Nosotros estamos a favor de que retorne al país, pero no podemos aceptar que sea de esta manera”, indicó.

La declaración de Insulza surgió en el mismo momento en que Zelaya desoía las advertencias del régimen de Roberto Micheletti (presidente provisional de Honduras) y se adentraba en la frontera pese a las órdenes de arresto que existen en su contra.

Este movimiento generó varios choques internos en Honduras entre los grupos que respaldan el regreso del mandatario que fue destituido el 28 de junio pasado y aquellos que se oponen a su retorno al país.

La misma crispación social fue también la que generó objeciones por parte de los Estados Unidos, que si bien están de acuerdo con el regreso de Zelaya al poder, creen que es imprudente lo que hizo el ex presidente en Las Manos, a metros del límite territorial entre Nicaragua y Honduras.

La encargada de hacer público el sentimiento norteamericano fue la propia secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien semanas atrás se reunió con el derrocado Zelaya y le informó que el presidente Barack Obama repudiaba el golpe de Estado que encabezó Micheletti.

El presidente de Costa Rica, Óscar Arias, una de las personas que más puso de sí para buscarle una salida a la crisis política, también repudió públicamente todo lo que sucedió en la convulsionada tarde de Nicaragua.

"Ese no es el camino para logar la reconciliación", indicó, e invitó nuevamente a las partes que retomen el diálogo diplomático para arribar a una decisión consensuada.

Sin el respaldo de los pesos pesado del continente, ahora Zelaya se enfrenta a una peligrosa incógnita sobre qué hará en las próximas horas. Por el momento, se recluyó nuevamente en Las Manos y aguarda allí a su familia, que pretende emigrar de la convulsionada Honduras.

En contra de las advertencias de cordura de Insulza, Clinton, y Arias, un enviado de Hugo Chávez, el canciller Nicolás Maduro, se encuentra agitando la incursión de Zelaya en Honduras, lo que asegura próximas horas de incertidumbre en la frontera.

En las últimas horas parece que Zelaya ha entrado en razón y ha abandonado el país.

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