Alemania a la final de la Eurocopa 2008
El equipo teutón gano a la sorprendente Turquía por 3-2
Cuando todo el mundo pensaba en ver 30 minutos adicionales electrizantes, ya que el partido estaba 2-2 a escasos segundos de finalizar el partido, esta vez el descuento fue cruel con Turquía, víctima de un golazo de Lahm, que definió el pase a la final de una pobre Alemania que siempre marchó a remolque. El equipo de Terim, con nueve bajas, logró adelantarse en el marcador y abandona el torneo tras firmar un magnífico partido (3-2).
La final es alemana, pero el baño fue turco. Pese a todas las lesiones y sanciones, los supervivientes de Terim salieron como si nada, sin miedos, con piernas ligeras y con el descaro de los que saben que no tienen nada que perder.
Tras tres gestas consecutivas, parecían todavía tocados por ese don divino que por allí llaman baraka. Quedaba claro que para lo que les quedaba en el convento, lo mejor era cerrar los ojos y disfrutar. Al cuarto de hora, muchos se frotaban los ojos. Esos actores secundarios se estaban dando un homenaje.
Había energía y espontaneidad en Turquía, que firmó el primer disparo, la primera falta y el primer balón al larguero. Obviamente también se adelantó en el marcador, gracias a un saque de banda que pilló dormido a Lahm y los centrales. Todas sus líneas estaban ocupadas por remiendos, pero en esa nómina de desconocidos deslumbró Ugur Boral, velocísimo por la izquierda y primer verdugo del despistado Lehmann.
Los alemanes, sin la agresividad del duelo de cuartos, ni se enteraron durante media hora. Loew mantuvo en el once a Rolfes y Hitzspelger, las dos exitosas novedades ante Portugal, pero su centro del campo quedó arrasado por el optimismo turco, que fue pasando de la prudencia al festival. El dinamismo de Kazim, la pelea de Senturk en la punta y la brega de Mehmet Aurelio.
Avería y redención para Lahm
Dicho todo esto, Alemania marcó en su primer acercamiento, una pérdida de Altintop que aprovechó Podolski por la izquierda y Schweinsteiger, en una ejemplar maniobra de despiste, cruzó a la red. Una acción en la mejor herencia de la contundente Alemania, que pese a la inyección de moral, se mantuvo a remolque.
Ni se inmutó Alemania con el paso de los minutos. Una muestra de autoridad o excesiva confianza de una tricampeona mundial que sólo puede presumir de la velocidad de Podolski y la improvisación de Lahm. Resultaba difícil de creer, pero los turcos mantuvieron la iniciativa, aunque ya sin demasiada alegría, víctimas de la fatiga.
Pero dudar de la eficacia alemana es como dudar de la luz del día. Se intuía en el ambiente alguna concesión de Rustu, un portero que debió dejar este negocio hace algún tiempo. Tres defensas defendían un centro desde la izquierda cuando el ex arquero del Barcelona abandonó su puesto para poner el gol en bandeja a Klose. Una pifia similar a la de cuartos, donde al menos le quedó la revancha de los penaltis gracias a Senturk.
Un error tan clamoroso como el silencio de Bussaca tras una entrada a Lahm sobre la raya del área, ejemplo para que los niños aprendan lo que es un penalti. Ligera recompensa para la corajuda Turquía, que sacó arrestos para amagar con otra heroica. Patinó Lahm ante Sabri, otro de los héroes de Tehrim, y Lehmann se quedó esperando nada mientras Senturk ponía el empate.
El partido estaba del revés. Quizá por eso se llenan los campos de fútbol. También para ver cómo en mitad del laberinto hay tiempo para la redención de los condenados. Lahm inició y culminó la mejor jugada colectiva alemana, ya con el reloj amenazando con otra prórroga. Alemania jugará otra final. A lo mejor también se llenan los campos para ver eso.
FuenteTAGS: fútbol, Eurocopa, deportes, Alemania-Turquía, Eurocopa 2008
Etiquetas: deportes
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