Gracias a la gestión del presidente del Senado, José Villavicencio, la ciudad de Cobija recobró cierto grado de calma tras las violentas movilizaciones que produjeron 17 heridos

Una tensa calma se vivía en la norteña ciudad boliviana de Cobija después de tres días de violentas movilizaciones que provocaron la quema de la casa de un senador que apoyó al gobierno y 17 heridos por enfrentamientos entre policías y estudiantes, según reportes conocidos este sábado en La Paz.

Una mediación del presidente del Senado, José Villavicencio, opositor al gobierno, logró "una rápida pacificación en Cobija tras los sucesos del viernes", informó el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera.

El refuerzo de un centenar de policías, todos trasladados en avión del occidente de Bolivia a la ciudad, terminó por enfurecer el viernes a la mayoría de los pobladores de Cobija, 1.200 kilómetros al norte de La Paz y situada en plena Amazonia, quienes con maquinaria pesada de la prefectura de Pando terminaron bloqueando la pista de aterrizaje del aeropuerto para suspender operaciones aéreas.

La inusual violencia en esa pacífica ciudad sólo se frenó con el compromiso del gobierno de ordenar el repliegue de los policías, quienes tras cinco horas de enfrentamiento terminaron acuartelados y listos para volver a sus ciudades de origen en las próximas horas.

Cobija, capital del departamento de Pando, es bastión del opositor prefecto Leopoldo Fernández, miembro de la agrupación Poder Democrático y Social (Podemos) que lidera el ex presidente Jorge Quiroga.

Fernández es aliado del prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas, quien rechazó la oferta de diálogo que planteó el presidente Evo Morales para el próximo martes en La Paz con el afán de establecer un acuerdo de pacificación en Bolivia.

Los prefectos de los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija y Cochabamba, por el contrario, el lunes emprenderán una gira por Estados Unidos y Europa para acusar al gobierno de Evo Morales de pretender implantar una dictadura al no respetar los preceptos constitucionales, tanto para aprobar una nueva Carta Magna y varias leyes.

Los cinco prefectos opositores a Evo Morales tienen una audiencia para el martes 4 en Washington con José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA); al día siguiente vistarán la sede de Naciones Unidas en Nueva York.

El prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas, que además es coordinador del Consejo Nacional Democrático (Conalde), reiteró hoy que, para llevar a cabo un diálogo sincero, primero es necesario que el presidente Evo Morales pida perdón por los muertos de Sucre y se someta a las leyes vigentes.

Costas, por otra parte, anunció que Santa Cruz no retrocederá un paso atrás hasta consolidar las autonomías departamentales, y para ello funciona una comisión que redactará la pregunta para la consulta popular que se realizará en caso de que el MAS no anule la aprobación en grande de la nueva Carta Magna.

"No tengo por qué pedir perdón. El país que sepa quiénes apoyan el diálogo y quiénes quieren más luto", retrucó el mandatario después de promulgar la ley que da paso a un contrato con la empresa Jindal de la India para explotar hierro de la región de El Mutún durante 20 años en el este de Bolivia, límite fronterizo con Brasil.