El jugador pasó de largo ante un grupo de niños con cáncer que le esperaba en el hotel

'Pido perdón pero no los vi. Me reuniré con ellos cuando quieran y donde quieran'

Un día cualquiera en la nueva vida de David Beckham. Un vuelo privado procedente de Londres con escala en Pekín para un acto publicitario posa a la estrella británica en el aeropuerto de Sydney.
Allí le espera su equipo, Los Angeles Galaxy, para disputar un encuentro frente a un equipo de la ciudad. Él, como el resto de sus compañeros, se alojará en el lujoso hotel Star City. Decenas de admiradores y curiosos se agolpan a la entrada. Beckham, protegido por escoltas, camina entre la multitud de brazos y cámaras que le cortan el paso. Baja la vista y acelera. Pura rutina.

Un gupo de niñas besa a Beckham durante su parada el sábado en Pekín para un acto publicitario. (Foto: AFP)

Horas después y tras una primera reunión con la prensa, en la que se declaró muy feliz por su primera visita a Australia a pesar de las 22 horas de viaje, Beckham, esta vez forzado por un malentendido, comparece de nuevo. El tema se antoja delicado. Un grupo de niños enfermos de cáncer le esperaba a la entrada del hotel, pero el futbolista, gran icono de la sociedad global, ejemplo en muchas ocasiones de solidaridad con aquellos que no tuvieron tanta suerte como él, pasa de largo. Ni siquiera los sonríe. Ni los mira.

Su actitud provoca, en principio, la indignación general. Pero Beckham no los vio o al menos, resulta lógico, no se percató de su situación. "Nunca hubiera hecho eso de haberlo sabido", explica el centrocampista inglés. "Nunca lo he hecho y nunca lo haré. Estoy esperando la ocasión para reunirme con ellos donde quieran y cuando quieran. Pido disculpas pero, como dije antes, ni siquiera los vi".

Superados todos los obstáculos, niños incluidos, Beckham tampoco pudo ver como Emma Byers, 14 años, leucémica y superviviente de dos transplantes de médula ósea, rompió a llorar al comprender que su plan, consistente entregar personalmente a su ídolo un canguro de juguete, se iba al traste. Toda la semana esperando para nada. Afortunadamente para Beckham, la madre de Emma encajó mejor el golpe y espera poder arreglar un encuentro con el protagonista durante alguno de los próximos tres días.

"Acepto que David no viera a los chicos", explicó la señora Byers. "Ellos no estaban muy cerca. Además, se hacía de noche, y estaban luego los flashes de las cámaras. Él se acababa de bajar de un avión, ni siquiera sabía dónde estaba", añadió. "En cualquier caso, creo que es un caballero. Lo que dice será cierto. Lo siento por él, por verse envuelto en todo este jaleo".

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