Caso Madeleine: se impone el silencio
"Conmocionados, decepcionados, cansados", así describe Justine McGuinnes, portavoz de la familia, el estado de Kate y Gerry McCann, padres de la niña británica desaparecida hace más de cuatro meses en el Algarve portugués y convertidos esta semana en sospechosos de su muerte accidental.
Tras meses fomentando el circo mediático en torno al caso con la excusa de reactivar la búsqueda de la pequeña Madeleine, sus progenitores han pasado en cuestión de horas de ser víctimas de la desaparición de la niña de cuatro años a estar en el centro de la investigación como sospechosos de homicidio involuntario y ocultación de cadáver, según la prensa lusa, que cita fuentes policiales no identificadas.
Sin embargo, ahora impera el silencio. El matrimonio McCann permaneció recluido en su casa alquilada del Algarve portugués y las autoridades portuguesas se reservaron las posibles medidas legales que adoptarán en los próximos días, que pueden ir desde nuevos interrogatorios hasta órdenes de prisión preventiva.
El sábado la pareja seguía en Praia da Luz en compañía de sus otros dos hijos y varios familiares más, pero renunciaron a asistir al oficio religioso que se celebraba por la tarde en la parroquia cercana y han decidido no leer la prensa ni ver la televisión.
'Libertad de movimientos'
La pareja, que declaró por separado durante horas el jueves y el viernes, había planeado regresar el domingo a su casa en Rothley, Leicestershire, tras residir los últimos meses en el Algarve portugués, pero un amigo de la familia dijo a Reuters que ahora se quedarían en Portugal y tratarían de demostrar su inocencia y encontrar a su hija.
Ambos han sido declarados 'sospechosos', o 'arguidos', una figura legal de la Justicia lusa que indica que la policía cree que pueden haber estados implicados en un delito, pero no significa necesariamente que sean detenidos. Deberán, sin embargo, informar a las autoridades si van a abandonar el país durante más de cinco días. Por otra parte, les permite no contestar a determinadas preguntas que pudieran perjudicar a su defensa, una opción que no tenían al declarar como simples testigos.
Gerry y Kate McCann, de 39 años, fervientes católicos y médicos, "tienen una total libertad de movimientos", afirmó su abogado, Carlos Pinto de Abreu, quien también dejó claro que "no se ha presentado ningún cargo" contra ellos y que la investigación sigue su curso.
Sin embargo, un familiar, Philomena McCann, ha apuntado que la policía parece pensar que Kate habría matado a su hija "de una forma un otra, y que habría ocultado el cadáver". Por su parte, los rotativos portugueses afirman que la pareja ha rehusado explicar a los investigadores la presencia de sangre en el maletero de un coche alquilado 25 días después de la desaparición de Madeleine y "el olor a cadáver" que se habría detectado en algunas prendas de Kate, invocando su derecho a permanecer en silencio.
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