Por el bien de la educación peruana
Es una buena noticia el levantamiento de la huelga por parte de la dirigencia nacional del Sutep, huelga que no tenía razón de ser y que ha significado la pérdida de muchas horas de clase de nuestros niños, además del caos que sembraron en el interior del país facciones violentas que responden a las directivas del dirigente ultra radical Robert Huaynalaya.
La razón esgrimida para la realización de la huelga fue la ley magisterial, recientemente aprobada en el Congreso y promulgada por el Ejecutivo en plena huelga, argumentando que dicha ley privatizaría la educación pública y que atentaba contra la estabilidad laboral de los profesores.
Conocemos el bajo nivel de la educación pública en el país, consecuencia entre otras causas del bajo nivel de muchos maestros, pero es penoso constatar como fácilmente se puede manipular a un gremio con las falacias antes descritas. Nadie siquiera se tomó la molestia de leer la ley, de buscarla en internet, sino que creyeron a ojos cerrados los argumentos de un dirigente cercano al senderismo como Huaynalaya, quien oficialmente no pertenece a la dirigencia del Sutep, y que el mismo se auto denominó como el jefe de un comando de lucha magisterial.
Como las bases arengadas por Huaynalaya habían decidido ir a la paralización de clases, un arrinconado Muñoz, oficialmente secretario Nacional del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú – SUTEP- se vio forzado a seguir el mismo camino de la huelga, incluso sin respetar los plazos exigidos por ley para este tipo de medidas. Esto para no perder arraigo entre las bases.
En realidad muchos de los puntos que recoge la resistida ley ya formaban parte del texto de la ley magisterial hasta entonces vigente, pero que no se cumplía, como por ejemplo la necesidad de evaluación. Ahora se incide en la evaluación y se da hasta tres oportunidades para que los maestros aprueben el examen, y es recién a la tercera vez que el maestro sería retirado del magisterio, porqué no hay derecho que incompetentes sigan atentando contra la educación de nuestros educandos. Antes de esa necesaria medida al maestro se le dará capacitación para que subsane sus deficiencias. Esta permisividad no se da en ningún otro trabajo en el Perú, ya que todos sabemos que si un trabajador cualquiera no cumple con sus obligaciones, es incompetente, o tiene baja productividad es relevado del puesto.
Sobre la privatización de la educación publica era risible escuchar los argumentos dados por la dirigencia sutepista. Decían que si bien es cierto en ninguna parte de la ley se habla de privatización, ellos saben que eso es lo que vendría a continuación. Que eso sucedió en Chile y en Argentina, como si las leyes de aquellos países tuvieran vigencia acá, o que necesariamente tenga que seguirse el mismo camino. Es decir protestaban por algo que no ha sucedido, pero como de revoltosos maestros se convertían en gurús que con su bola mágica predecían el futuro, tenían que protestar por protestar. Por si acaso.
Bueno pasada las jornadas de huelga, es rescatable que los maestros hayan entrado en razón y que hayan levantado la huelga, aunque en algunos puntos del país hay grupúsculos que se resisten al retorno a las aulas. Para ellos todo tiempo pasado fue mejor, con prolongas huelgas, olvidándose de los libros, para luego de retornar a clases y cobrar como si nada hubiera pasado.
Hoy día en la primera jornada de negociación entre las autoridades del Ministerio de Educación y la dirigencia del Sutep de Muñoz, se ha cordado que aquellos directores y subdirectores que acataron la huela no serán sancionados. Así mismo se ha aceptado la reincorporación de los maestros cesados. Si bien es atendible estos pedidos, estamos de acuerdo en lo que expresa el ministro Chang, que el descuento por las horas no laboradas no es negociable y que serán descontadas.
Ello no inhibe el compromiso contraído por los profesores de recuperar clases. Creemos que podría acortarse el período vacacional de medio año, mas algunas clases en sábados, después de lo cual, verificándose un dictado real de clases, se reintegre los salarios que ahora se deban recortar.
Tampoco debe ser negociable el vandalismo protagonizado por algunos maestros radicales. Aquellos que han sido capturados efectuando desmanes y atentado contra la propiedad pública y privada deben tener el proceso administrativo en el ámbito del sector educación y penal en el campo de la justicia. No nos referimos a aquellos maestros que han sido capturado marchando por las calles, aunque hayan causado malestar a los demás con sus protestas, sino a aquellos violentos que han fomentado la destrucción de instalaciones como en el aeropuerto de Juliaca y otros lugares del país.
Esperemos que los maestros comprendan el rol importante que ocupan en el país. De ellos depende la educación de nuestros futuros ciudadanos y por lo tanto deben capacitarse y procurar ser mejores. Precisamente la ley contra la que arbitrariamente protestaban contemplan incentivos para su progreso y bienestar. Deben deslindar de dirigentes politizados que sólo buscan llevar agua para su molino, para sus huestes políticas.
Maestros, despreocúpense, nadie va a privatizar a la educación pública. En la eventualidad futura que ello ocurriera, no sólo van a protestar los maestros, sino el pueblo entero los acompañará en su lucha, y no creemos que haya un gobierno con vocación de bonzo para inmolarse ante las iras ciudadanas que allí sí estaría justificada.
La razón esgrimida para la realización de la huelga fue la ley magisterial, recientemente aprobada en el Congreso y promulgada por el Ejecutivo en plena huelga, argumentando que dicha ley privatizaría la educación pública y que atentaba contra la estabilidad laboral de los profesores.
Conocemos el bajo nivel de la educación pública en el país, consecuencia entre otras causas del bajo nivel de muchos maestros, pero es penoso constatar como fácilmente se puede manipular a un gremio con las falacias antes descritas. Nadie siquiera se tomó la molestia de leer la ley, de buscarla en internet, sino que creyeron a ojos cerrados los argumentos de un dirigente cercano al senderismo como Huaynalaya, quien oficialmente no pertenece a la dirigencia del Sutep, y que el mismo se auto denominó como el jefe de un comando de lucha magisterial.
Como las bases arengadas por Huaynalaya habían decidido ir a la paralización de clases, un arrinconado Muñoz, oficialmente secretario Nacional del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú – SUTEP- se vio forzado a seguir el mismo camino de la huelga, incluso sin respetar los plazos exigidos por ley para este tipo de medidas. Esto para no perder arraigo entre las bases.
En realidad muchos de los puntos que recoge la resistida ley ya formaban parte del texto de la ley magisterial hasta entonces vigente, pero que no se cumplía, como por ejemplo la necesidad de evaluación. Ahora se incide en la evaluación y se da hasta tres oportunidades para que los maestros aprueben el examen, y es recién a la tercera vez que el maestro sería retirado del magisterio, porqué no hay derecho que incompetentes sigan atentando contra la educación de nuestros educandos. Antes de esa necesaria medida al maestro se le dará capacitación para que subsane sus deficiencias. Esta permisividad no se da en ningún otro trabajo en el Perú, ya que todos sabemos que si un trabajador cualquiera no cumple con sus obligaciones, es incompetente, o tiene baja productividad es relevado del puesto.
Sobre la privatización de la educación publica era risible escuchar los argumentos dados por la dirigencia sutepista. Decían que si bien es cierto en ninguna parte de la ley se habla de privatización, ellos saben que eso es lo que vendría a continuación. Que eso sucedió en Chile y en Argentina, como si las leyes de aquellos países tuvieran vigencia acá, o que necesariamente tenga que seguirse el mismo camino. Es decir protestaban por algo que no ha sucedido, pero como de revoltosos maestros se convertían en gurús que con su bola mágica predecían el futuro, tenían que protestar por protestar. Por si acaso.
Bueno pasada las jornadas de huelga, es rescatable que los maestros hayan entrado en razón y que hayan levantado la huelga, aunque en algunos puntos del país hay grupúsculos que se resisten al retorno a las aulas. Para ellos todo tiempo pasado fue mejor, con prolongas huelgas, olvidándose de los libros, para luego de retornar a clases y cobrar como si nada hubiera pasado.
Hoy día en la primera jornada de negociación entre las autoridades del Ministerio de Educación y la dirigencia del Sutep de Muñoz, se ha cordado que aquellos directores y subdirectores que acataron la huela no serán sancionados. Así mismo se ha aceptado la reincorporación de los maestros cesados. Si bien es atendible estos pedidos, estamos de acuerdo en lo que expresa el ministro Chang, que el descuento por las horas no laboradas no es negociable y que serán descontadas.
Ello no inhibe el compromiso contraído por los profesores de recuperar clases. Creemos que podría acortarse el período vacacional de medio año, mas algunas clases en sábados, después de lo cual, verificándose un dictado real de clases, se reintegre los salarios que ahora se deban recortar.
Tampoco debe ser negociable el vandalismo protagonizado por algunos maestros radicales. Aquellos que han sido capturados efectuando desmanes y atentado contra la propiedad pública y privada deben tener el proceso administrativo en el ámbito del sector educación y penal en el campo de la justicia. No nos referimos a aquellos maestros que han sido capturado marchando por las calles, aunque hayan causado malestar a los demás con sus protestas, sino a aquellos violentos que han fomentado la destrucción de instalaciones como en el aeropuerto de Juliaca y otros lugares del país.
Esperemos que los maestros comprendan el rol importante que ocupan en el país. De ellos depende la educación de nuestros futuros ciudadanos y por lo tanto deben capacitarse y procurar ser mejores. Precisamente la ley contra la que arbitrariamente protestaban contemplan incentivos para su progreso y bienestar. Deben deslindar de dirigentes politizados que sólo buscan llevar agua para su molino, para sus huestes políticas.
Maestros, despreocúpense, nadie va a privatizar a la educación pública. En la eventualidad futura que ello ocurriera, no sólo van a protestar los maestros, sino el pueblo entero los acompañará en su lucha, y no creemos que haya un gobierno con vocación de bonzo para inmolarse ante las iras ciudadanas que allí sí estaría justificada.
Vínculo
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