Las tormentas en un vaso de agua generadas por Yehude Simon
En escasos días desde que juramentara el cargo de Presidente del Consejo de Ministros, Yehude Simon, ha cometido dos errores que crean una absurda inestabilidad política cuando el gobierno trata de superar los estragos causados por los “petroaudios” que se trajo abajo al gabinete Del Castillo.
La primera fue cuando el flamante Premier anunció que en los próximos dos meses saldrían otros dos ministros, dando pie a que se elaboran toda serie de conjeturas de quienes serían los próximos en salir, lo que originó confusión en la opinión pública y los agentes económicos, cuando lo que se debe buscar es la estabilidad para seguir captando inversiones, en medio de un panorama internacional convulsionado por la crisis financiera global.
El otro asunto mas crítico aún, fue la olímpica jalada de alfombra a su flamante ministro del Interior, Guido Hernani, dejándolo tambaleante ante la opinión pública, en el enfrentamiento entre éste y el director de la Policía Nacional, Octavio Salazar. Ha quedado la sensación de una pugna de poderes, cuando lo aconsejable, por tratarse de un sector sensible, es que debería haber una comunión de ideas y políticas, y sobre todo confianza para solucionar los álgidos problemas de inseguridad, lucha contra los remanentes terroristas, narcotráfico y otros problemas propios del sector.
Criticando su gestión, Hernani había pedido públicamente a Salazar que presente su renuncia, pero éste al ser nombrado por el presidente de la República se sentía respaldado, desoyendo el pedido de su jefe.
Al haber existido serios cuestionamientos por los escándalos y errores sucedidos durante la gestión del saliente ministro Luis Alva Castro, quien se atornilló al sillón ministerial, el nuevo ministro del Interior debería tener la libertad de recomendar el nombramiento del director de la Policía Nacional y de otros cargos de confianza, para evitar las zancadillas de funcionarios adversos que podrían responder a los intereses de la administración anterior que los nombró.
Sólo así se le puede exigir al nuevo ministro resultados positivos y que no tenga la excusa de decir que está maniatado por limitaciones de funcionarios con cargos de confianza protegidos por las salientes autoridades del sector o por la célula parlamentaria aprista.
Ya la congresista Nidia Vilchez ha respaldado tácitamente al director de la PN, lanzando sus críticas a Hernani por este enfrentamiento.
Yehude Simon no midió que el jalón de orejas a Hernani, producto seguramente de una llamada desde Palacio de Gobierno, dejaba en incómoda posición al nuevo ministro, quien tendría que renunciar al cargo o quedar como una figura decorativa -léase títere- dejando la impresión de que Alva Castro sigue moviendo los hilos del sector a través de su hombre de confianza Salazar. Ante la andanada de críticas Simon ha dado un giro de 180 grados en menos de 24 horas y ahora respalda a su ministro diciendo que “Quien asume toda la responsabilidad del Ministerio del Interior es el ministro y, por lo tanto, el poder lo tiene el ministro y la política la tiene el ministro. Espero que ellos (Hernani y Salazar) puedan dialogar y finalmente el ministro tome su decisión”.
Como están las cosas al gobierno no le queda otra que renunciar a Salazar, por mas cariño que le tengan por los servicios prestados, porqué de lo contrario se estaría lanzando un pésimo mensaje al país. Si Salazar se queda, el que tendría que renunciar es Hernani, con lo cual el nuevo gabinete tendría su primera baja al poco tiempo de haber jurado con el costo de imagen que ello representa. Si ambos se quedan, tendremos un ministro de pantalla, sin poder para imponer las políticas que considere necesarias, y por lo tanto víctima de las mofas de la oposición, de críticos y de los humoristas políticos.
Saludable rectificación de Simon, pero en el futuro debe aprender a contar hasta 10 antes de expresar una idea, para evitar que se armen tormentas en un vaso de agua. Los grandes huracanes y tormentas empiezan siendo pequeños remolinos de viento. Los dos errores mencionados parecen nimios, pero ya el Premier ha experimentado como crecen, generando ruido político innecesario, cuando lo que el Perú necesita es estabilidad.
Etiquetas: opinión, Perú, Política
Vínculo
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