Crisis financiera: Demócratas y republicanos alcanzan un acuerdo sobre el plan de rescate financiero de EEUU
El partido demócrata y republicano de EEUU han alcanzado un acuerdo sobre los puntos principales del plan de salvamento de EEUU presentado por el presidente del país, George W. Bush, según ha confirmado el senador demócrata, Christopher Dodd.
Dodd, que preside el Comité de Bancos del Senado, ha informado de que los negociadores del Congreso de EEUU y del Senado han llegado a un acuerdo sobre los contenidos esenciales que contendrá el plan y que habían supuesto hasta ahora un obstáculo insalvable para ambos partidos.
El Congreso podría actuar "en unos pocos días", ha admitido en una comparecencia ante la prensa después de una larga reunión que ha durando toda la mañana del jueves. El acuerdo se produce tras las negociaciones mantenidas por los parlamentarios en el Capitolio, y en las que participaron los miembros más importantes de los comités que supervisan los asuntos financieros en ambas cámaras.
Bush ha expresado su deseo de alcanzar el acuerdo lo antes posible: "Espero que podamos alcanzar un acuerdo muy pronto". La respuesta de Wall Street ha sido positiva con un alza del 1,84% en el índice Dow Jones de Industriales.
El mismo optimismo manifestó el senador republicano Robert Bennett. "Preveo que tendremos un plan que puedan aprobar la Cámara Baja y el Senado, firmar el presidente y que aporte certidumbre a esta crisis", afirmó.
El siguiente paso será contar con la aceptación del departamento del Tesoro. De momento, la portavoz del Tesoro Jennifer Zuccarelli ha afirmado que su "enfoque sigue siendo el mismo, asegurar que el paquete final sea efectivo".
Barney Frank, presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara Baja, declaró que el acuerdo responde "a la mayoría" de las preocupaciones de los demócratas, al tiempo que a la petición central del Gobierno.
Los puntos de la discordia eran la protección del dinero del contribuyente, un mecanismo de supervisión del programa y un límite a los salarios de los ejecutivos de las empresas que se beneficien de la ayuda.
George W. Bush llegó incluso a convocar para este jueves a los líderes del Congreso y a los candidatos a ocupar su puesto a partir de enero, Barack Obama y John McCain, para tratar de llegar a un compromiso conjunto sobre el plan de rescate financiero de 700.000 millones de dólares (más de 470.000 millones de euros).
El objetivo era cerrar filas en torno a un plan que Bush ha defendido para evitar que la grave crisis financiera vaya a más. El presidente se justificó en que su ideología se basa "en otorgar la mayor la libertad de los mercados", pero que "el mercado ahora no está funcionando correctamente", por lo que no queda otro remedio que realizar algunas correcciones temporales.
Un rescate a punto de naufragar
El camino no sido fácil desde se conociese que la Administración Bush preparaba la que sería la mayor intervención financiera desde la Gran Depresión de los años 30.
Se trataba de dar confianza a un sistema financiero bloqueado por la falta de confianza. Los bancos se muestran reacios a prestar dinero después de las dificultades que han sufrido algunas de las grandes entidades de Wall Street, como Fannie Mae y Freddie Mac, Lehman Brothers, American International Group, Morgan Stanley o Goldman Sachs como consecuencia del cataclismo del negocio de hipotecas de alto riesgo en EEUU, un paraíso financiero convertido en quebradero de cabeza cuando se disparó la morosidad.
La euforia de los mercados ante un rescate que comprometía al Estado a adquirir los activos relacionados con estas hipotecas pronto se volatilizó. Aparecieron las dudas en torno una negociación que se revelaba ardua entre republicanos y demócratas en el Congreso. El presidente de la Reserva Federal de EEUU, Ben Bernanke, y el el secretario del Tesoro, Henry Paulson, salieron al paso de la incertidumbre juzgando "la inacción del Congreso" como un riesgo "serio" para la economía.
El principal obstáculo no era la intervención en sí misma, sino hasta qué punto alcanzaría la 'mano' del Estado. Ambas partes mantenían diferencias importantes en temas como las compensaciones de los ejecutivos, el plan de ayudas o la participación estatal.
Mientras tanto, el Gobierno trataba de calmar el nerviosismo de los mercados avanzando algunas de las medidas, como la prohibición temporal de operar a aquellas empresas de inversión especializadas en ventas a corto plazo. A ello se suman las millonarias inyecciones de liquidez realizadas por bancos centrales de todo el mundo.
Etiquetas: economía
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